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Como se sabe, el Sabalero se cae en la segunda mitad de cada partido. En el caso del Santo tucumano, hace los goles justamente en los segundos tiempos.
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Lo que en el inicio de esta Superliga se le criticaba a San Martín (rival sabalero del domingo), hoy termina siendo quizás una de sus máximas virtudes; y lo que en las primeras fechas parecía lo mejor de su repertorio, hoy luce como su mayor déficit.
Cuando el torneo toma la última curva antes de toparse con el receso de fin de año, el Santo recién comenzó a lucir un apetito goleador que en las primeras jornadas era casi inexistente. En la fecha 9, triunfo contra Racing mediante, los dirigidos por Gastón Coyette recién lograron marcar dos tantos en un mismo juego; para dar vuelta el resultado contra el líder del torneo y lograr su primer éxito desde su vuelta a la máxima categoría. Todo eso en la última media hora de juego, justo el tramo en el que durante las primeras fechas el equipo parecía caerse a pedazos.
Desde ese festejo contra la Academia, en cinco juegos, San Martín convirtió siete goles; un número diametralmente opuesto a los tres gritos que había pegado en los primeros siete partidos. Además, los últimos siete tantos fueron convertidos durante los segundos tiempos.
Si bien en La Ciudadela celebran que el equipo siga firme cuando los juegos ingresan en la curva descendente, prefieren evitar entrar en detalles con respecto a lo que pasaba en el comienzo del torneo. “Los chicos creyeron en sí mismos y mostraron una fortaleza admirable para cambiar el panorama que teníamos algunas fechas antes”, explica Coyette, en diálogo con LG Deportiva.
Para el entrenador es destacable el nivel que mostraron sus pupilos para dar vuelta la situación, mucho más en el clima que se vive cuando el promedio aprieta. “No es fácil salir a jugar un partido en esa situación. Cada juego es una final y así la encararon. Pero hay que seguir”, agrega.
El mensaje no ofrece desviar la mirada del progreso. De los 10 goles que tiene el Santo, ocho los marcó en los complementos. Sólo los tantos, de Franco Costa a Unión y Nicolás Giménez a Banfield, se lograron antes de irse al descanso. “Hay que potenciar lo bueno y mejorar los aspectos en los que nos está faltando”, pide el DT, esperando que la anemia ofensiva de movida se corte contra el Sabalero, para que el Santo sea un equipo de tiempo completo.
Como contrapartida, el Colón de Eduardo Domínguez —ahora con Fuertes— se “pincha” en la segunda mitad de cada partido, justo cuando a San Martín se le ocurre hacer los goles. ¿Podrá el “20” como DT cambiar estas dos rachas el domingo en Tucumán?.