Danilo Chiapello | [email protected]
Lo dice Jimena (23) tras sufrir un violento atraco en barrio Ciudadela a manos de dos motochorros.
Danilo Chiapello | [email protected]
La vida de Jimena (23), una joven profesora de patín que se desempeña en el club Gimnasia y Esgrima de Ciudadela, cambió para siempre hace una semana.
Fue cuando dos motochorros la atacaron mientras ella estaba esperando colectivo, en la esquina de Martín Zapata y Gdor Freyre.
Despiadados, los malvivientes la golpearon en su cabeza con la culata de un arma de fuego, lo que le provocó heridas cortantes en su cuero cabelludo, y la despojaron de un bolso donde guardaba dos pares de patines.
Para los rufianes, un magro botín. Pero para Jimena un golpe al centro de su vida. Y que dejó secuelas.
Noche cálida
* “Yo salía de entrenar de GYE. Eran cerca de las 21 y me puse a esperar el colectivo en la esquina de Martín Zapata y Gdor Freyre. Estaba tranquila porque como era una noche cálida había gente en la calle y en la vereda”, dijo Jimena en diálogo con El Litoral.
“A los 5 minutos de estar esperando escucho que frena una moto, en la que venían dos hombres. Uno me apunta con un arma y me dice ‘¡dame el celular!’. Empezamos a forcejear y yo empecé a gritar. Entonces el tipo me pegó varios ‘culatazos’ en la cabeza.
Se sube a la moto y cuando estaban por irse, uno de los tipos dice ‘¡llevate el bolso!’, donde yo tenía mis dos pares de patines. Sigo forcejeando y aparece un vecino para ayudarme. Pero uno de los ladrones le apuntó con el arma.
Los delincuentes salen con la moto y yo empiezo a correrlos al lado. Los corrí 20 metros hasta que se escaparon. No quería que me saquen lo mío. Lo que pasa es que ellos no tiene idea del sacrificio que hay detrás de esos patines. Yo soy profesora y además el patín es mi vida”, sentenció.
Policías bajo sospecha
La joven reveló que como consecuencia de la pelea con los delincuentes “tuve tres cortes en el cuero cabelludo, varios moretones en el cuerpo, y un par de golpes en las costillas. Una vecina me auxilió y llamaron una ambulancia porque yo perdía mucha sangre.
Mientras esperábamos la ambulancia también llegó un patrullero. Los vecinos me decían ya se van a bajar (por los agentes), pero no fue así. Estuvieron un ratito y se fueron. Lamentable que ni siquiera se bajaron para saber si necesitaba ser trasladada de urgencia.
Cambio de vida
Pero transcurridos unos días del incidente, Jimena comenzó a notar que ya no era la misma.
* “Me pasó que cuando intenté retomar mi vida normal me di cuenta que ya no era igual. El martes quise llegar caminando al club y no pude por el miedo. Sentí pánico... como que todo el mundo me podía robar. Antes me pasaba eso a la siesta, o a la noche cuando no hay nadie. Pero ahora es en cualquier momento y en cualquier lugar.
Ese martes tuve que ir hasta el trabajo de mi papá y pedirle que me lleve, con el trastorno que todo eso genera porque el también tiene que pedir permiso en su trabajo para salir”
* “Mi vida cambió. Yo ahora no puedo andar por la calle sola, porque tengo miedo. Cualquier persona que me pasa por al lado me protejo. El miércoles llegué con un ataque de pánico, con una crisis de llanto, porque se me hacía interminable el camino. Escuchaba el motor de una moto y ya me ponía en alerta como para salir corriendo. Y eso antes no me pasaba. Yo siempre fue una chica que me manejé en colectivo, o caminando sin ningún problema. Y ahora tengo que depender de si alguien me puede llevar o acompañar, o manejandome en taxi o remises”. culminó.