Pablo Rodríguez
Pablo Rodríguez
Vri y Lucas, salieron de Tandil a finales del año 2017 en búsqueda de aprendizajes, de encontrarse con ellos mismos y descubrir de qué están hechos. Así, renunciaron a sus trabajos, se subieron a “Dorys” (una trafic modelo ’92) prácticamente con lo puesto ($ 2 mil en la billetera), partieron con destino a Alaska, en el otro extremo del continente.
Esta semana estuvieron en Venado Tuerto, debido a un desperfecto que tuvo la camioneta por lo cual tuvieron que bajar desde Perú. Previamente, habían hecho temporada en Brasil, cruzaron a Paraguay y luego Bolivia. Ahora, están otra vez organizándose y tratando de juntar dinero para afrontar los gastos. Tienen como fecha máxima para volver a partir, los primeros días del 2019.
Un dato no menor, resulta ser el costo que tiene la aventura: el vehículo es naftero con motor 2.0. Para poder cargar combustible, hacen literalmente de todo. Al comienzo sacaban fotos, luego fabricaban cuchillos artesanales, bombones, tortas fritas, milanesas, caipirinha y últimamente (como pasó en Venado) venden “a voluntad” postales, con imágenes del viaje y frases alentadoras.
“Pudimos aprender, atravesar y conocer muchas cosas de la vida. Y si hay algo que hoy en día valoramos más que nunca, es el tiempo. El viajar nos abrió a la vida. Fue el recomenzar que estábamos esperando, el despertar de nuestra conciencia a niveles increíbles”, comentó Lucas. Él, sufrió en su cuerpo cambios altamente positivos, en el paso de la “estructura” cotidiana al vivir sin preocupaciones: perdió 20 kilos de peso que tenía de más.
Los jóvenes, son pareja desde hace 2 años. Se conocieron trabajando para una reconocida inmobiliaria y al año de estar de novios, sellaron la idea de viajar y recorrer el mundo. Dicen que en su “casa en miniatura” no les falta nada: tienen una mesa que se hace cama, cocina, baño y hasta dos duchas.
“Nuestra vida es viajar. Creemos que es una de las maneras más lindas de aprovechar la vida desde otra perspectiva. A la familia le costó el desapego pero son cosas que venimos a aprender. Queríamos abrir nuestra cabeza y ver de qué estamos hechos. Con plata era una cosa, pero el desafío era otro. Ver que podíamos hacer sin dinero”, aseguró Lucas.