Juan Ignacio Novak
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La emblemática obra del Equipo de Teatro Llanura, escrita por Jorge Ricci y Rafael Bruza, volverá a los escenarios santafesinos en marzo. Los protagonistas serán Guillermo Frick y Claudio Paz, con dirección de Federico Kessler. Es la historia de dos tangueros que abandonan todo para crear un espectáculo con el que esperan triunfar.
Juan Ignacio Novak
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A finales de los ’80 Rafael Bruza y Jorge Ricci, integrantes del Equipo Teatro Llanura, concibieron una obra clave para el teatro santafesino: “El clásico binomio”. Es la historia dos tangueros santafesinos, Chiche y Chiquito, que deciden abandonar todo para exiliarse y preparar juntos un espectáculo con el que sueñan edificar exitosas carreras. Tras veinte años de búsqueda y de un contacto prácticamente nulo con sus familias, se ven obligados a admitir su fracaso y volver. Pero se encuentran que en sus hogares nadie los recuerda.
Luego su estreno en 1988 “El clásico binomio” logró la trascendencia que sus personajes no alcanzaron: fue puesta en escena con éxito en el país y el mundo. Y en marzo de este año, una nueva versión verá la luz en el escenario de LOA Espacio AGM (25 de Mayo 1867), con actuaciones de Guillermo Frick y Claudio Paz y dirección de Federico Kessler, que ensayaron juntos durante todo 2018. La iniciativa de llevar a escena esta obra surgió en el seno de “Rey Lear”, la obra de William Shakespeare dirigida por José María Gatto, donde Frick, Paz y Kessler compartieron elenco. “Guillermo y Claudio, por una cuestión generacional, pudieron apreciar la obra original y conocen a los autores. Están más atravesados por el recorrido de este clásico del teatro santafesino”, relató Kessler, quien reconoció que será un desafío estimulante y divertido. “La obra tiene dos personajes con una poética muy particular que los acerca a los propios actores”.
—Es un texto que admite muchas posibilidades para la puesta en escena. ¿En qué aspectos pusieron hincapié?
—Por un lado, tratamos de mantenernos fieles al texto. Fuimos rigurosos en ese sentido. Después, pusimos mucho hincapié en lo musical. Guillermo es tanguero, toca muy bien la guitarra, canta y conoce ese mundo, de modo que explotamos esa faceta. Todo el texto está atravesado por fragmentos, nombres o referencias sutiles al tango. Entonces traté de que sea evidente la conexión con las canciones que va mencionando. El propio texto lleva hacia ese lado y traté de que eso se mantenga. Después, hay una parte un poco fantasiosa que me interesó explotar un poco más, aunque podría haberse presentado de forma más realista.
—¿Cómo incide el hecho de que sea una obra emblemática del teatro santafesino?
—Si uno se lo pone a pensar muy seriamente, sí, tiene un peso. Pero trato de no hacerlo, para alivianar la carga (risas). Todos los que leímos o vimos alguna obra de Ricci o de Bruza, podemos dimensionar que hay un público expectante por ver cómo resolveremos esta puesta que ya hicieron muchos un montón de veces.
Anhelos
—¿Qué es lo que más te atrajo de una historia que admite tantas lecturas?
—Hay varias cosas al mismo tiempo. Por una parte, todo lo que tiene que ver con lo dramático, con la puesta, el trabajo de los actores, la tradición de la propia obra, de los autores y el recorrido que tuvo. Todo eso se junta, no se lo podés sacar de la cabeza a un espectador que ya lo sabe porque conoce el teatro santafesino, más allá de que la idea es que la vea un montón de gente por primera vez. Después, me parece que eso que plantea la obra de saltar al vacío por un sueño es algo muy lindo y nos pone en conflicto con el mundo en el que vivimos, que todo el tiempo nos estimula a asegurarnos lo material y a ser conservadores. Los personajes de “El clásico binomio”, en cambio, tienen la idea de hacer lo que soñaron, a pesar de que no lo saben hacer muy bien y nunca está del todo seguro si en realidad se pusieron a hacer algo o no. Por lo menos, tienen el anhelo de buscar sus sueños. En ese sentido, me parece que es un lindo mensaje para explotar. En cuanto a la obra en sí, es muy divertida y eso es atractivo. En lo personal, poder laburar con Guillermo y Claudio es importante. En su momento, cuando estudiaba en la Escuela de Teatro, iba a ver las obras que estaban en boga en la ciudad y los que actuaban eran ellos. Y poder ahora dirigirlos es una experiencia interesante y renovadora. Es un aprendizaje profundo y un desafío que hubiera aceptado con cualquier obra. Soy sincero, no hubiera elegido “El clásico binomio” de entrada, pero ellos estaban muy enamorados de la obra y me compartieron ese enamoramiento.
—Además, la obra trata temas que son universales pero a la vez está muy apegada a la identidad santafesina.
—Sobre todo la identidad de cierta generación, que pudo conocer los lugares que se mencionan en la obra y no existen más. Hay referencias a calles, bares viejos o clubes, que movilizan la nostalgia de la gente que tiene, sobre todo, más de 45 años. Es muy interesante en ese sentido, es como si la ciudad de Santa Fe se pusiera tanguera.
La necesidad de reflexionar
Claudio Paz, uno de los dos actores que harán esta nueva versión de “El clásico binomio” recordó las circunstancias específicas en que se encontró con la obra. “Fue hace muchos años en el Centro Cultural Provincial y los protagonistas eran justamente Rafael Bruza y Jorge Ricci. Mis expectativas eran muchas ya que conocía la trayectoria de ellos pero fue determinante cuando la vi. En términos de barrio, me voló la cabeza. Encontré algo de Armando Discépolo, Cossa, Florentino Sánchez. Me conmovió esa mezcla de Cátulo Castillo con Enrique Santos Discépolo, ese toque indefectiblemente tanguero, nostálgico y tragicómico; esa profunda reflexión sobre el arte y los artistas y la increíble magia poética”, contó.
“Pasaron muchos años y nunca dejé de pensar a la obra como quién recuerda a un viejo amor. Hasta que una noche muy tarde, en un ensayo de ‘Rey Lear’, le pregunté a Guillermo Frick si se quería embarcar conmigo en esta historia, esta mezcla loca de inconsciencia y amor por el arte. Sin titubear, me dijo que sí. El paso siguiente era conseguir quién nos dirija; decidimos que tenía que ser alguien joven, talentoso, laburador y buena gente. Fue así que apuntamos a Federico Kessler, quien con la misma inconsciencia y la misma pasión aceptó el desafío”, añadió.
“Por todo eso, aquí estamos en esta loca travesía. Parafraseando a Borges: nos apegamos ‘a las simétricas porfías del arte que entretejen naderías’. Los actores siempre buscamos algo que hable por nosotros y en este caso la obra lo hace todo el tiempo. No hay actor/actriz que no tenga la necesidad de reflexionar sobre sí mismo o sobre su oficio de soñar. Por ello, creo que elegimos ‘El clásico binomio’”, indicó.
Expectativas
Para Guillermo Frick, poder participar como actor de “El clásico binomio” tiene resonancias especiales porque fue uno de los primeros textos con los cuales trabajó en talleres cuando empezó a actuar, cerca del año 2000. “La obra me gusta mucho y además tengo una gran admiración por sus autores, Jorge Ricci y Rafael Bruza. La vi interpretada precisamente por ellos y nunca pensé que iba a tener la oportunidad de hacerla. Por eso, ahora que apareció la posibilidad, estamos trabajando con unas expectativas bárbaras y un placer enorme. A mí me gusta mucho cantar tangos así que me cierra por todos lados”, aseguró.