Por Carlos Mario Peisojovich (el Peiso)
Por Carlos Mario Peisojovich (el Peiso)
Soñé con los sábados de mi juventud, de mi niñez, en mis primeros años una de mis lecturas favoritas era la de sumergirme en “Tesoros de la juventud” que todos los sábados hasta las 7 de la tarde leía en la casa de mi Dolce “Bita” (mi abuela, la mamá de mi padre) así le decía porque era diabética, una dulzura total.
¿Por qué los sábados? Porque en una vieja radio, la Spika, yo escuchaba los partidos de la B comentados por el Bachiller y relatados por el supergenio de Fioravanti. ¡Já! Y ahora aquí entre nosotros, en el diario que era mi objeto del deseo en mis comienzos y a modo de susurro, es el siete junto al sábado el verdadero consecuente de mis oníricas Peisadillas experimentales.
La música que me envolvió, sin haber tenido surround ni estéreo, desde el viejo combinado del living, donde sillones amplios gobernaban la sala, y cuando por entonces recién comenzaba la banda de sonido de la película de mi vida, fueron los inmortales Amadeus, Vivaldi, Cafrune, Nat King Cole en castellano, Frank Sinatra, Pourcel, el Varón del Tango y el gran Horacio Guarany. Por supuesto el disco de colores de los siete enanitos y sin olvidarme de Fantasía de Disney. Siete letras siete estilos.
El sábado siete del mes de Abril del 2018 comenzamos a compartir mis recuerdos re locos. Mi adorado nieto Francisco hijo de “el” Nico (que se llama así por el irrepetible Nicolás Mancera) culpable de “Sábados circulares” que el primer programa ómnibus de la historia televisiva, me dijo una vez “te quiero pero sos muy egocéntrico parece que todo gira alrededor tuyo”, no es necesario explicar lo que es más que evidente porque que así lo es, pero en mis frecuentes caminatas por nuestra ciudad, no únicamente en el centro, si no en los barrios me han recordado que la locura no sólo sale por tv, o se escucha por mi voz, sino que tiene forma de letras, oraciones, párrafosàmis Peisadillas bah!
Lo que son las cosas ahora en el mundo viral, donde todo se replica y se multiplica a velocidades inimaginables, mis Peisadillas llegaron a Europa, a Barcelona más precisamente que es donde quedaron amores y afectos entrañables, donde veinte años viví de lo que me gustaba y que suelo hacer por estos días, y como en toda mi vida: los medios, la publicidad, la cultura y el periodismo. Hablábamos en mi anterior columna de los balances de fin de año, hoy arrancamos con uno de los balances más positivos que puedo pedir, el de comunicarme cada sábado con ustedes y compartir mis buenos humores, porque el humor con humor se paga. Y para mí no hay billete más grande que la sonrisa de reconocimiento de la gente positiva, de buenas ondas, de buena vibra. Destoxicante.
Sabatina es mi forma de vivir, y me di el soñado gusto de hacer y rehacer la radio los sábados. Sabática fue mi vida en toda Europa, donde Serrat mi adorado Juglar catalán, castellanizó en canción, no en español “Que nadie es extranjero en ningún lugar”. Y es en cada sábado, donde vos querido compañero de risas que sos mi lector y lectora, y aunque no necesariamente coetáneo y/o coetánea, estamos compartiendo. Y antes de partir hasta el sábado que viene, te aviso porque el que avisa no traiciona, que las olas seguirán lamiendo arena, y las sierras haciéndole cosquillas a las nubes, y para el que vacacione en Santa Fe, donde el sol y los mosquitos escocerán nuestra piel. Ante tanta sensación térmica, refréscate con mis Peisadillas. Y si no tenés piscina, pileta o playa donde quitarte tanta temperatura estival... ¡Feliz baño nuevo!”