Juan Manuel Fernández
En Nicanor Molinas, departamento 9 de Julio, un ganadero de la zona relató que no piensa en ventas anticipadas por el bajo precio de la hacienda. Si la situación no empeora, tratará de trillar un sorgo para recriar los terneros.
Juan Manuel Fernández
Unos 23 kilómetros al oeste de Reconquista, la cabecera departamental de General Obligado, Angel Furrer recorre el campo inundado a caballo y desde ahí envía fotos a Campolitoral, que acompaña con un audio de Whatsapp describiendo la situación.
“Todavía gracias a Dios tenemos algo de loma y las vacas se meten al agua a comer un poco y vuelven a dormir”, relata desde Nicanor Molinas. En esa zona, a diferencia de lo que ocurrió en el norte del departamento, donde hubo lluvias muy abundantes en el último mes, la situación aún no llega a ser crítica. Pero su suerte dependerá del comportamiento del clima de aquí en más.
“Si no crece más estamos bien todavía”, cuenta el ganadero con el sonido de las patas del caballo abriéndose paso en el agua de fondo. “Pero si entramos al invierno con los pastos podridos se va a complicar”, advierte.
Sobre la estrategia a implementar para sobrellevar la situación, explicó: “todavía no pensamos en vender, queremos trillar lo que está sembrado de sorgo y destetar para hacer una recría; porque si no, con $ 42/43 que están pagando el ternero de 120 kilos no te queda nada”. Mientras tanto, “el objetivo hoy es preñar sin destetar”.
Angel aprovechó el respiro que dieron las lluvias este miércoles y, con el sol, salió a recorrer junto a Fátima. De rigurosos sombrero y botas de goma rosa, con casi siete años se queda llorando en casa si su padre no la lleva al campo. También acompañan los perros, que trotan delante de los jinetes. “Vamos a tener que resistir y frenar un poco lo que es inversión, achicar los gastos y aguantar hasta que mejore un poco esto”, continuó su análisis Furrer, entre palmeras y espinillos.
En comparación con lo que ocurre al oeste (en los departamentos Vera y 9 de Julio) o el norte (Las Garzas, por ejemplo) “tenemos que dar gracias a Dios que todavía estamos bien”. Sin embargo mencionó un comentario que recibió acerca de que se esperan 60 días de lluvias. “Así que estarían faltando 45”, dice, un poco en sorna pero sin dejar de sonar preocupado. “Veremos cómo sigue esto, esperemos que baje el agua y que podamos seguir trabajando”, concluyó.