Entrada la tarde, una gran cantidad de santafesinos se concentró en las inmediaciones de la Plaza del Soldado con el objetivo de “hacer memoria” por los 43 años del golpe de Estado, iniciado por la última dictadura cívico-militar en el país.
Bajo el lema “30.000 banderas para seguir luchando”, cientos de santafesinos se movilizaron hacia la plaza 25 de Mayo. A 43 años, conmemoraron la lucha de las abuelas en un nuevo aniversario de la última dictadura.
Entrada la tarde, una gran cantidad de santafesinos se concentró en las inmediaciones de la Plaza del Soldado con el objetivo de “hacer memoria” por los 43 años del golpe de Estado, iniciado por la última dictadura cívico-militar en el país.
Jóvenes y adultos, niños y ancianos, hombres y mujeres; todos marcharon juntos por calle San Jerónimo, desde la plaza del Soldado hasta la plaza 25 de Mayo.
Distintas organizaciones le dieron sonido a una postal plagada de banderas y pancartas. El ritmo de bombos, redoblantes, trompetas y aplausos, acompañaron los cantos que recordaron la lucha de las madres. Al frente, como hace años, Celina “Queca” Kofman y Otilia Acuña.
Llegados frente a la Casa de Gobierno, las columnas se organizaron cubriendo gran parte de la renovada plaza. “Una de las veces que más gente vemos”, se escuchó desde el escenario que recibía a los que se acercaban.
Entre pañuelos blancos e intervenciones artísticas, se erigían las distinciones de cada agrupación. Las hubo políticas, estudiantiles, artísticas y feministas, entre muchas otras.
En los descansos, a medida descendían las banderas, emergían carteles de mano que rememoraban a los detenidos-desaparecidos. Un legado que refleja que la memoria no solo se refiere al pasado sino también a lo pendiente, lo que aún hoy, todavía hoy, falta.
“Somos hijos de perseguidos por sus ideas políticas y sexuales”, comenzaba el documento leído por la agrupación HIJOS Santa Fe. Demostrando que el reclamo de las mujeres gana su lugar en el revisionismo histórico.
Ya sin bombos ni trompetas, de nuevo sin sonido pero con la gentileza que supone el silencio de la escucha, los locutores continuaron: “El tiempo no convierte a los genocidas en buenas personas. Por eso el pueblo sigue pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”.
Tras un sentido y respetuoso aplauso, al acto le siguió la siempre conmovedora arenga: “Madres de la plaza, el pueblo las abraza”.