Por Agustina Mai
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Cualquiera que haya ido un viernes por la tarde a la peatonal santafesina habrá notado la cantidad de adolescentes que elige ese punto de encuentro. Allí convergen diferentes grupos, que se distinguen por su forma de vestir y de ver el mundo. Son las llamadas tribus urbanas: emos, floggers, darks, góticos y cumbieros son las más populares.
“Emo viene de emocional, somos muy sensibles, las cosas nos pegan más”, define Ornella, de 16 años, y cuenta: “No es que un día te levantás y decís: ‘Voy a ser emo’, sino que es un proceso, son situaciones que te van llevando por un camino. En la adolescencia tenés las emociones a flor de piel, entonces me identifiqué con los emos”. Para “Orneemo” —como la llaman—, los adolescentes necesitan identificarse con un grupo porque, si no, “sos neutro, no tenés identidad”.
La ropa, un símbolo
La adolescente asegura que la vestimenta está “muy asociada al estado de ánimo”: “Siempre estamos de negro, pero combinado con otro color, como blanco, rosa o rojo. Hoy me puse rosa porque estoy tierna”, dijo con referencia a una pulsera, un moñito y las uñas.
Su amiga Vanina (17), que es dark y conocida como “Lady”, estaba toda de negro. “Nos confunden con los góticos porque también se visten de negro y usan borcegos, polleritas cortas y medias de red como nosotros... pero nos diferencia la ideología”, comenta.
Los floggers aseguran que lo que los define no es la ropa, sino el hecho de tener un fotolog, que es “como un álbum de fotos, pero en Internet, donde la gente te deja firmas o comentarios”, explica Ángel (18).
“Antes vivía mirando fotologs de Buenos Aires porque me encanta la moda de allá. Vi los chupines (pantalones ajustados) y me compré uno rojo. Me gustan los colores y las remeras escote en v”, cuenta Lautaro (15), mientras saca un peine de su bolsillo y se arregla el flequillo.
Para Gonzalo, otro flogger de 18 años, “la forma de vestirse queda en cada uno” y asegura que él no usa chupín. También cuenta que “el varón flogger se produce más que la mina. Para algunas chicas somos muy metrosexuales”, acota Ángel y aclara que “no por ser flogger tenés que usar la moda glam retro (de los ’80)”.
Para Griselda Cardozo, profesora de Psicología evolutiva de la adolescencia y juventud de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la ropa es un “disfraz simbólico” que les permite reafirmar la apariencia y la autenticidad, pero oculta su propia personalidad. “Existe audacia en la producción; cuanto más llamativa es la forma de vestir, más se refuerzan el narcisismo y la autoafirmación de quienes buscan diferenciarse. Les permite construirse una posición en el mundo y cierta identidad”, asegura.
¿Cómo reconocerlos?
La característica de los emos es el flequillo de costado, tapando un ojo. “Es algo simbólico para mostrar nuestra vergüenza hacia el mundo porque no estamos de acuerdo con las guerras ni con el hambre”, explica “Orneemo”. Para “Lady”, la ideología de los emos es “boba”: “Tienen un mundo de fantasía y se tapan un ojo para no ver la realidad”.
Los emos llevan corazones rotos, estrellas y muñequitos colgados de las mochilas, usan uno o dos piercings (aritos) debajo del labio y completan su peinado con vinchas o moños. “Somos muy detallistas, combinamos todo: el pelo, las uñas, las pulseras”, señala la joven emo.
Algunos eligen lastimarse, cortándose algunas partes del cuerpo como una “forma de descargarse porque un dolor sólo se puede sacar con otro dolor”, explica Ornella, pero reconoce que es “algo muy malo que no te ayuda en nada”.
Los darks siempre visten de negro, usan borcegos, el pelo lacio oscuro —pueden tener algún mechón de color— y los ojos muy delineados.
En tanto, los floggers llevan el pelo todo revuelto y, aunque parezca que están despeinados, lograr ese efecto lleva su tiempo: “Me lavo la cabeza y me pongo un gorrito; después me plancho el pelo. Al otro día me lo bato todo, me pongo cera y por último, spray”, cuenta Lautaro. Colores y zapatillas completan el look flogger. Los piercings no son exclusivos de determinada tribu, sino que son elegidos por la mayoría de los adolescentes.
Salidas y amistades
“Orneemo” y “Lady” no van a bailar, sino que prefieren ir a pubs y recitales. Por el contrario, a los floggers les encanta bailar música electrónica. “Organizamos la primera fiesta flogger y también vamos a bailar a Recoleta. Siempre llevamos la cámara de fotos y, si no, sacamos fotos con el celular”, cuentan.
Si bien “hay pica” entre tribus —“todos odian a los emos”, asegura Ornella—, la mayoría reconoce que tiene amigos de distintos grupos: darks, punks, floggers, cumbieros y “normales”, como les dicen a los que no curten una onda definida. “A pesar de ser de distintas tribus, soy amiga de Orne porque nos gusta la misma música”, dice “Lady”.
Por último, los chicos coinciden en que son discriminados por otros grupos, compañeros de la escuela y en la calle. “La gente te encasilla y piensa que, porque sos de una tribu, sos drogadicta o alcohólica”, se queja la adolescente dark y asegura que los “chicos comunes” cuestionan su forma de vestirse o maquillarse.
“Por la calle nos gritan: ‘¡Sacate los chupines!’”, cuenta Gonzalo y Ángel agrega que los profesores lo cargan por su “peluca”. “Cuando voy al centro me tiran tapitas o me quieren pegar. La gente te mira y te juzga. Es una discriminación terrible”, piensa Ornella.
Popularidad
La meta de un flogger es conseguir en su fotolog la mayor cantidad de firmas (o comentarios) y reverses, que es cuando otros los agregan a sus fotologs como favoritos.
Gonzalo tiene 35 mil reverses y 1.000 firmas; a Lautaro, 16 mil floggers lo han agregado como favorito y 500 le han dejado un comentario; Ángel tiene 12 mil reverses y 300 firmas.
Reconocen que Internet puede llegar a ser “un vicio” y que “hay chicos que están 9 horas por día con el fotolog”.