José Luis Pagés - [email protected]
Un policía resultó con serias lesiones traumáticas como consecuencia del vuelco de la camioneta que conducía esta mañana por la calle del Sol.
El agente Diego Alem de la Comisaría 14a. acudía al llamado de vecinos alarmados por la aparición de algunos merodeadores sobre el terraplén defensivo de Villa California.
La camioneta que habría escapado al control del chofer Alem tras derrapar sobre la arena, derribó un poste de alumbrado y terminó volcada en el patio de una casaquinta.
Los primeros servidores públicos que acudieron al lugar del accidente encontraron que el policía, atrapado en el interior de la cabina, estaba inconsciente.
El personal del Dipaes 107 auxilió al accidentado y a bordo de una ambulancia lo trasladó con la urgencia que su estado requería al hospital Cullen.
El comisario Miguel Albanese de la 8a. Zona de Inspección se mostró preocupado por el estado del herido, de quien dijo: “parecía faltarle el pulso”.
No obstante, momentos después del accidente, llegaron noticias tranquilizadoras, el herido reaccionaba bien a la atención de los facultativos.
El impresionante accidente se dio en el marco de las acciones que la policía santafesina viene desarrollando para desalentar las acciones delictivas a lo largo de la Ruta 1.
Por la defensa
Precisamente el vuelco se produjo cuando el policía se acercaba a la casa de José Luis Sanctis donde en junio se produjo uno de los golpes más resonantes entre los registrados entre Colastiné y Arroyo Leyes a lo largo de los últimos meses.
Por el asalto perpetrado a la casa de De Sanctis, comerciante y dirigente deportivo, los agentes de la URI apresaron a cinco hombres que recientemente fueron procesados por el juez de Instrucción de 6a. Nominación Dr. Carlos Ferrero.
Se presume que los detenidos, todos ellos residentes en el vecino distrito de La Guardia sorprendieron a la víctimas entrando por los fondos de la finca, es decir que habrían llegado por la defensa donde hoy fueron vistos los merodeadores sospechosos.
El caso Cuevas
En las últimas horas los agentes que investigan el asesinato del frutillero Cuevas, crimen consumado el sábado 26 de septiembre en Arroyo Leyes, allanaron domicilios y practicaron nuevas detenciones.
Durante la tarde y noche de ayer los agentes de Homicidios ingresaron al barrio Los Espinillos, de San José del Rincón y, tras inspeccionar una decena de casas detuvieron a seis personas, menor de edad una de ellas.
Los procedimientos tendientes a dar con los encapuchados que asaltaron el establecimiento frutillero también llegaron a El Bañado, un sector que últimamente es mencionado toda vez que se anuncia una captura.
Agentes de Homicidios
Los policías desembarcaron en Los Espinillos siguiendo órdenes del Juzgado de Instrucción de 1ra. Nominación en el marco de la causa caratulada “homicidio en ocasión de robo calificado” y “tentativa de homicidio en ocasión de robo”.
Las seis personas detenidas no son precisamente las más buscadas por la muerte de Cuevas y las graves heridas infligidas a su hijo Alvaro, no obstante las fuentes consultadas dieron a entender que éstos podrían “saber algo de lo ocurrido”.
En realidad en la mira de los investigadores están algunos hombres que ayer desaparecieron de Los Espinillos y ni rastros dejaron de ellos en todo San José del Rincón. De todos modos quienes fueron llevados en “averiguación de antecedentes” podrían no ser del todo ajenos a los graves delitos que se investigan.
Las manos sucias
Aquel sábado a las 3 de la mañana un grupo de encapuchados irrumpió en el campo de frutillas y en contados segundos, bajo amenazas de muerte con armas de fuego, los peones del establecimiento fueron reducidos y encerrados en sus cuartos con las manos atadas por precintos plásticos.
Luego los asaltantes usaron a uno de los peones para que el patrón abriera la puerta de su casa y cuando eso ocurrió lo redujeron y maniataron también. Pero en esas circunstancias terció la esposa de Cuevas y se suscitó un incidente, ella fue golpeada en la cabeza y obligada a buscar dinero en otra habitación donde dormía Alvaro Cuevas.
El muchacho al ver a su padre echado en el suelo reaccionó violentamente y se trabó en lucha con uno de los enmascarados con intención de arrebartarle la escopeta, pero del arma partió un disparo y una perdigonada le dio en el vientre.
El dramático cuadro se completó cuando el padre, fuera de sí intentó incorporarse para ayudar al hijo herido y otros tres escopetazos dieron en su cuerpo y le quitaron la vida.
Se presume que los delincuentes que invadieron el campo de los Cuevas iban por una gruesa suma de dinero que éstos habrían ganado con el trabajo de la tierra y las ventas de numerosos bultos realizados al promediar la cosecha, pero sólo consiguieron mancharse las manos con sangre.