Ariel Durán-Sergio Ferrer - [email protected]
A raíz de la denuncia judicial y el relato realizado por un vecino de nuestra ciudad, El Litoral realizó una consulta ante la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor y Usuario de Santo Tomé -dependencia originada en 2008 en virtud de la concreción de un convenio entre Adelco Filial Santa Fe y el gobierno local-, para recabar mayores detalles en relación a una serie de hechos que involucran ya a varios damnificados (ocho como mínimo) y a una agencia de viajes.
Dicha firma -según los testimonios- entusiasma a la gente mediante un aceitadísimo mecanismo de persuasión, por el cual establece su modus operandi, el que empieza con la promesa del regalo de un viaje a la zona de las sierras de Córdoba (que no es tal) y con el cual no sólo incurre en cierta irregularidad, sino que hasta estaría cometiendo una acción lisa y llanamente dolosa, porque no delictiva, ya que en definitiva te terminan sacando plata.
“Se han presentado casos relacionados con una empresa de turismo -que utiliza varios nombres-, que tiene sede en Mar del Plata y en Mendoza, pero que actúa en forma itinerante en distintos puntos del país (en Santa Fe hay una oficina en la zona céntrica); funcionan durante uno o dos meses en cada ciudad, dejando el tendal de fraudes en el camino’’, explicó al principio de su diálogo con este medio Virginia Lenarduzzi, encargada de la citada repartición municipal.
Tarjetas de crédito, el objetivo
“A partir de allí, captan personas de las cuales saben que operan con tarjetas de crédito -ese es su objetivo, titulares de tarjetas de crédito o de débito, si son de las primeras mejor-; generalmente los contactan en la peatonal, con la excusa de hacerle una encuesta; luego le dicen que van a concursar con la posibilidad de ganarse un viaje y le empiezan hacer preguntas personales, por medio de las cuales averiguan si es usuario de alguna tarjeta o no’’, expresó luego Virginia. Después siguió:
“Si el consultado dice que sí, surge de manera milagrosa la confirmación de que se ganó el viaje y que tiene que ir a la oficina de la empresa retirarlo’’. En otros casos, resaltó Virginia, los empleados han llamado por teléfono a la futura víctima y lo citaron a la agencia, donde cuando llega se encuentra con otras diez o quince personas en la misma situación; supuestamente se han ganado un viaje y van a cerrar o concretar el premio. De acuerdo al relato de la mayoría de los perjudicados, continuó explicando la representante de Adelco, el lugar de la entrevista “poco tiene de oficina’’, porque “no hay ni una computadora o teléfonos, ni nada por el estilo’’.
“Una oficina debiera presentar ciertos rasgos que denoten seriedad -más si se trata de una agencia turística-, como ser la exhibición del registro o habilitación que otorga la Secretaría de Turismo de la Nación; lo que pasa es que alguien inexperto no lo sabe y radica el problema’’, aclaró también, sin dejar de resaltar que esas condiciones no están dadas en la sede “flotante” de la agencia de turismo, que de oficina “tiene muy poco, está todo cerrado’’. “La razón social existe, porque en los resúmenes de las tarjetas de crédito observados aparece la denominación de la firma tal cual esta se presenta; en ese sentido, esta no es una situación irregular; de todos modos cabe aclarar que no se trata de una sucursal’’, acotó Lenarduzzi.
Técnicas de disuación
“Aparentemente las reuniones son muy cálidas, atendidas por dos o tres personas con acento extranjero y clima de cierta algarabía; son profesionales de la venta, que usan recursos para convencer al interlocutor con la intención de que contrate con ellos de alguna manera o de otra; tienen la música fuerte, hablan sin parar durante dos horas y eso va provocando un agotamiento mental que anula la voluntad del cliente’’, añadió luego.
“Teóricamente, la persona contactada va a buscar un premio, pero no se cómo, a partir de esas técnicas de disuación, terminan firmando un convenio por el cual contratan un tiempo compartido en determinado lugar de las sierras cordobesas, a pagar en cuotas y con tarjeta de crédito; ojo, no hay que engañarse, la gente celebra realmente un contrato -con todo lo que ello implica-, nadie le pone un revólver, ni nada por el estilo’’, advirtió Virginia.
“Pero existe una irregularidad y esta radica en que, cuando terminan de convencer al cliente que contrate con ellos, les hacen firmar cupones de tarjetas de crédito en blanco, los que se van autorizando a medida que tiene disponibilidad la cuenta de esa persona; el día de la firma llaman a Visa o Mastercard y averiguan el límite de la tarjeta en cuestión; en ese instante autorizan cupones por la cantidad de dinero disponible en el momento y el resto queda en blanco, para ser utilizado a su debido tiempo’’, prosiguió Lenarduzzi, sin dejar de resaltar que “esa práctica no se puede hacer; no pueden firmarse cupones en blanco’’.
“Lamentablemente se aprovechan de la situación; por eso, todo aquel que sea contactado por esta empresa tiene que tomarse diez segundos para pensar bien qué es lo que les firma; si ya cometió el error de firmar los cupones, que lo comunique de inmediato a la tarjeta que usa y no deje de dirigirse a la Dirección de Comercio Interior (Primera Junta y 25 de Mayo), organismo provincial competente en estos casos’’, completó el concepto. Para finalizar, señaló que existe un plazo de 10 días para rescindir el contrato y ello se puede hacer a través de una carta con aviso de retorno, para que quede constancia del mismo.