Por Darío Pignata
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Se terminó la espera. Tiempo suficiente sin fútbol criollo para curar las heridas de las cuatro dagas alemanas en Sudáfrica. Tiempo suficiente para hacer ruido con el bendito Fútbol de Primera y terminar con “El Gran Cabaret de la calle Viamonte”, cuyas estrellas principales fueron Grondona, Maradona y Bilardo en las marquesinas. Vuelve el fútbol nuestro de cada día, contagiado por los campeones “chicos” en los últimos tiempos: Banfield, Argentinos y ahora... Mientras tanto, hasta acá, los grandes durmieron una siesta de la cual están obligados a despertar. Es que en el caso de algunos -River, el ejemplo más patético-, de no escuchar el despertador a tiempo, la siesta puede convertirse en pesadilla.
Todos para el fútbol
Si el slogan de AFA + Gobierno fue en su momento “Fútbol para Todos”, el de Lerche + Mohamed pasó por “Todos para el fútbol”. Es que la mayoría de las incorporaciones sabaleras -las que se realizaron y la que no se pudo concretar con la novela Larrivey- estuvo cortada por la misma tijera: Colón trajo un “5” que juega a la pelota como Ledesma, un “10” de los que ya no quedan como Damián Díaz y un delantero como el “Pipita” Higuaín, que tranquilamente podría ser enganche. Y hasta el mismo Larrivey entraba en la onda de “punta con muy buen manejo de la pelota”. Acaso esta constelación de buenos futbolistas como refuerzos le dio lugar a una ironía de Esteban Oscar Fuertes, cuando Bichi, sonriendo, largó en la semana un: “Vamos a ver si me contagio un poco de todos éstos que juegan bien...”.
A los nombrados (habrá que ver quién viene ahora en reemplazo del atacante del Cágliari Calcio) se suman los retoques del fondo: el “Negro” Juan Quiroga en reemplazo de Nicolás Torres, que se fue a México, y el internacional boliviano Ronald Raldes, en un sector de la cancha donde se fueron del plantel Omar Merlo, Pablo De Miranda y Josimar Mosquera. Y en la misma zaga donde, con Candia al costado y Goux en la etapa final de su carrera, se necesitaba recambio para encontrarle socio al “Chino” Garcé.
Así, más allá de las necesarias incorporaciones defensivas, Colón rompió el “chanchito” de mitad para arriba. Y si se hubiera fichado a Larrivey, se habría roto el “chanchito” y mandado los pedacitos de la alcancía al Cágliari, porque los dirigentes estaban dispuestos a hacer un esfuerzo millonario por el ex Huracán y Vélez.
El llanero solitario
Más allá de las respuestas individuales, las rachas y los momentos de cada equipo, quedó la impresión en el final del campeonato anterior de que el pibito Bertoglio no tenía con quién jugar: a Pellerano le rebotaba la pelota; Ricky Gómez, bajísimo; Iván Moreno, corredor pero sin claridad, y “Pirulo”, con un semestre apenas regular. Arriba, cero juego de Nieto. Se sabe, Fuertes vive del gol.
Entonces, esa expresión futbolística que acaparó los aplausos defensivos por las atajadas de Pozo y la solvencia de Garcé -ambos, al Mundial con Maradona-, más la admiración por la vigencia de Fuertes arriba, se quedaba con poco sustento en la mitad de la cancha. Conclusión: Colón se mostró muchas veces ordenado, combativo y efectivo, pero con poco volumen de juego para poder generar llegadas de gol como consecuencia de esas pequeñas sociedades con funcionamiento colectivo.
Por eso el diagnóstico de Mohamed, aceptado desde el vamos por la dirigencia, fue más que claro: reforzar la plantilla con fútbol, desequilibrio individual e intentar sumarle capacidad de gol. Es que los tres mosqueteros que llegaron como “nuevos” -Ledesma no tanto, porque ya pasó por el club, Higuaín y el “Kitu” Díaz- tienen en su ficha una interesante relación con las redes contrarias.
¿Y el esquema?
Ni bien pisó Santa Fe este cuerpo técnico de Mohamed, recuerdo una charla con uno de sus integrantes: “En la medida en que tenga los músicos, al Turco le encanta que la música suene con un 3-5-2, es su dibujo táctico preferido”. Claro que, a veces, se puede y, a veces, no. Porque lo ideal se pega varios porrazos con la realidad: bajones, lesiones, expulsiones, etcétera.
Ahora, la muy buena impresión que causó Juan Quiroga -zurdo, ex Newell’s- le genera la duda a Mohamed en cuanto a adelantar al lateral izquierdo rosarino hasta la mitad de la cancha, cerrarse atrás con Candia/Garcé/Raldes, poner cuatro volantes, un enlace y dos delanteros de punta. Ni más ni menos que el esquema insignia de Mohamed.
Si bien falta otro punta ante la no llegada de Larrivey e incluso algunos dejan abierta la puertita para un carrilero derecho sobre el mismo cierre del libro de pases, el plantel para el segundo semestre en el año del Mundial está listo.
¿Qué podría modificar la idea del 3-5-2? Los famosos accidentes: no encontrar solidez con la línea de tres atrás y, fundamentalmente, seguir sin tener ese famoso “jugador de 70 metros en la banda”. Si bien lo ideal sería tener uno por cada vereda, por lo menos hay que tener uno. Hoy, con Quiroga en buen nivel, está más cerca de tenerlo por izquierda que por derecha. Siempre en los benditos papeles previos, esos que muchas veces no sirven ni para tapar el asado cuando hace frío.
El famoso recambio
No sería impensado suponer que Colón, en condiciones normales, salga al frente de batalla con: Diego Pozo; Salustiano Candia, Ariel Garcé y Ronald Raldes; Iván Moreno, Cristian Ledesma, Germán Rivarola y Juan Quiroga; Damián Díaz; Federico Higuaín y Esteban Oscar Fuertes.
Más allá de quién llegue como reemplazante de Larrivey, nadie duda de que estos once nombres de Mohamed se adaptan a la frase “bambinesca” que patentó Veira con aquella ocurrencia de “La base está...”.
La pregunta que surge sola, más allá de que es un campeonato “limpio” con fecha cada siete días sin copas ni fechas Fifa ni nada por el estilo, es, ¿qué tiene Colón en la segunda línea?
Desde el arco, el pibe Bailo parece haberle ganado la pulseada a Marcos Díaz como suplente de Pozo. En el fondo, es el pibe Magnago la aparición fresca de las inferiores. La contracara es Goux, esperando como siempre, y en trabajo silencioso, su oportunidad. En el medio, se fueron Pellerano y Capurro, vino Ledesma, lo cual le abre las puertas al chico Bellone. Por los costados, Caire y Quilez son las opciones por Moreno en la derecha. A la izquierda, Ricky Gómez y hasta el mismo “Pirulo” tirado a un costado.
Los dos “Lucas” -Mugni y Acosta- pueden vestirse de enganches si llegara a faltar el “Kitu” Díaz. Y arriba, cuando Curuchet pedía pista a la par de Lucero, se lesionó.
En esto Mohamed no miente cuando dice que “ahora en Colón, la primera opción para pelear los puestos son los chicos del club”. Que alcancen la maduración o no, que se ganen el puesto o no, depende de muchas cuestiones. Pero hoy, a diferencia de hace dos años, cuando llegó el Turco, las posibilidades están a la vuelta de la esquina. Si las aprovechan, se paran para todo el viaje como les pasó a Prediger, primero, y a Bertoglio, después.
Lerche sabe que esta industria sin chimeneas pero con gambetas que se llama Colón necesita de acá hasta junio del año que viene otro Prediger u otro Bertoglio.
En un club como Colón, al mayor ingreso lo genera el fútbol y a la mayor salida de caja, también, por más que últimamente se gastó mucho en ladrillos y bolsas de cemento, porque hay obras en todos lados: en el estadio para la Copa América, en el predio con el proyecto del hotel de campo.
Conclusión: sí o sí, necesita fabricar otro Prediger u otro Bertoglio para ponerle nafta a la máquina y hacerla funcionar.
Más Colón, más torneo
En un informe que publica hoy Clarín, se hace mención a “153 incorporaciones que por ahora concretaron los 20 equipos de la Primera, sólo hubo 15 compras”. Además, afirman que “Boca gastó cerca de 8 millones y medio de dólares (hay que agregar los suculentos contratos de Riquelme, Palermo y Battaglia). Y River, que declaró poco y nada los números, con las últimas contrataciones de Pavone y Adalberto Román habría superado los 10 millones. Una superinversión”.
Bajo la idea de que el fútbol también es “Colón y las circunstancias”, la impresión es que Mohamed compró fútbol y el equipo ganó en calidad, pero que el torneo no será tan fácil como el anterior. Porque Cappa va a mejorar a River, en Boca no hay más margen para vacaciones, San Lorenzo se agranda con Ramón, Estudiantes -sin copa- es Estudiantes y Vélez siempre está.
Colón tiene más en un mercado donde todos gastaron más. “Hace mucho que no siento a la gente ilusionada con un equipo como ahora”, reconoció el Bichi Fuertes. Ya no hace falta decir que Colón necesita salir campeón. Pero no está obligado. En todo caso, con Ledesma, Higuaín y el “Kitu” Díaz, Colón sí está obligado a jugar a la pelota. Con estos refuerzos, no hay excusas. Está prohibido el pelotazo.