El Loco González, orgulloso, en el atril que rememora, en el Museo de la Conmebol, el título de campeón de la Libertadores con Olimpia en 1990. Foto: El Litoral
Se hizo ídolo aún con un paso efímero de un año por el club. En Paraguay habló con El Litoral y dijo que “el problema de los argentinos es que son creídos”. Auguró un gran futuro a la selección y dijo que “si encuentran equilibrio defensivo, será un equipo invencible”.
El Loco González, orgulloso, en el atril que rememora, en el Museo de la Conmebol, el título de campeón de la Libertadores con Olimpia en 1990. Foto: El Litoral
Enrique Cruz (h) (Enviado Especial a Asunción del Paraguay) Uno siempre se queda con algo, un hecho, una anécdota, algo que permite referenciar ese viaje y recordarlo. Cuando, hace un tiempo, Colón fue a jugar a Paraguay por la Copa Sudamericana, el recuerdo inminente y que salta como resorte a la vista y la memoria de todos, es el de los hinchas de Colón agredidos en el estadio y en las afueras del mismo, y detenidos por espacio de tres días en una comisaría. Esto borra de plano otras cosas que ocurrieron, como haber tenido al inolvidable Gabriel González de anfitrión en los días que permanecimos en la capital paraguaya. El grado de admiración que sienten los paraguayos por el Loco es tan grande que, por ejemplo, consiguió que se abrieran las puertas del Museo de la Confederación Sudamericana (donde él está por haber sido campeón de la Copa Libertadores de América con Olimpia en 1990), sólo para que podamos visitarlo un reducido grupo de periodistas, Sergio Villanueva (íntimo amigo del Loco en Santa Fe) y algún que otro simpatizante sabalero, que al reconocerlo no hizo más que testimoniarle algo de lo mucho que el Loco consiguió en un tiempo casi efímero de permanencia en Santa Fe, pero que a él le alcanzó para que de inmediato se sume al selecto grupo de ídolos. —¿Por qué todavía seguís siendo alguien que el hincha de Colón recuerda y valora tanto, Loco? —Depende mucho del comportamiento. El futbolista pasa y la persona queda. Hay que ser sencillo, humilde y respetuoso. Siempre fui así y me parece que eso es lo que la gente valora de mí. —Te agrego otra virtud que es fundamental, la de haber hecho feliz a la gente con tu fútbol... —Bueno, eso es lo que el Loco González siempre intentó adentro de una cancha. Por ejemplo, yo lo veo a Messi y me identifico mucho con él. Lo veo fresco y con muchas ganas de que la gente se divierta con lo que él hace. Yo era igual. —¿Por qué cuesta tanto que esto se dé, hoy en día, con el jugador de fútbol? —Para eso hay que tener un equilibrio especial. Si yo me quería divertir en la cancha me tenía que cuidar más que el contrario. Y eso es muy difícil de hacer. Recuerdo aquel año en Colón y te puedo asegurar que no fue fácil. No había ropa, no había pelotas y Vignatti cuidaba mucho el presupuesto (risas). Sin embargo, el grupo humano era bárbaro, compacto y salimos adelante. Conseguimos el objetivo. —¿Falta humildad en el jugador de fútbol? —En todo sentido. Es tan ídolo, tan querido que ni él cree lo que está haciendo en la cancha. Para eso hay que ser buena persona. El futbolista pierde rápidamente el equilibrio. Pero la persona no. Si antes de ser buen jugador, es buena persona, está todo bien. —A nosotros, los argentinos, nos cuesta mucho hacernos querer, sobre todo en Sudamérica... —Cuando la gente te pide un autógrafo hay que darlo, cuando te pide una foto hay que darla, cuando te pide que te cruces la calle hay que hacerlo. Eso es ser sencillo y humilde. El futbolista no puede olvidarse que se debe a la gente porque es la gente la que te hace o no ídolo, no es el jugador solamente por lo que pueda hacer en una cancha. Esto es lo que nunca debe perderse de vista. —¿Por qué Messi es como es siendo millonario y convertido en el mejor jugador del mundo y en una mega estrella que está batiendo con todos los récords? —Messi es como es porque creció y estuvo siempre en Europa. Esa diferencia es lo que hay que analizar, evaluar y copiar en la Argentina. Messi es muy humilde y sencillo, por eso la gente lo quiere. —Si hubiese crecido y jugado en la Argentina, ¿pensás que sería diferente? —Sería distinto, nosotros los consideramos muy creídos a ustedes y eso no es bueno. Después, cuando uno los empieza a conocer se da cuenta de que hay gente buena. Ustedes están conmigo y se dan cuenta de cómo soy yo, sencillo y atendiendo a todo el mundo acá. —Es algo que me llamó la atención porque hace mucho tiempo que dejaste de jugar... —Eso es lo que te engrandece como persona, que es lo más importante. El futbolista pasa porque en algún momento desaparece de las canchas, pero la persona queda. Y eso es lo que también te ayuda a mantenerte perdurable en la gente. —Estuviste conversando con el presidente de Colón en varias oportunidades. ¿Te gustaría ir a trabajar a la Argentina y a Santa Fe? —Me encantaría, porque a los chicos hay que enseñarles lo que uno fue y la manera que tuvo y tiene de sentir el fútbol para que, cuando lleguen a Primera, lo hagan con mucha humildad y sabiendo que no tienen que jugar bien uno o dos partidos para agrandarse, sino hacerlo siempre y con sencillez para triunfar. —¿Te gustaría trabajar con los chicos entonces? —Me encantaría porque a los chicos hay que enseñarles, primero, que hay que ser educados y que tienen que trabajar, porque a través del trabajo se llega siempre. —Los técnicos duran poco en la Argentina, son el primer fusible que salta. ¿Esto quita las posibilidades de jugar un fútbol más alegre? —El problema en la Argentina es que sólo les importan los puntos y el éxito está en el resultado. Para que te vaya bien, primero tenés que construir. Y en cuatro o cinco partidos no se puede armar nada. El técnico tiene que tener un proceso, pero eso no parece darse en la Argentina. ¿Sabés cómo es la cosa?, el técnico tiene que respetar al club y el club debe respetar al técnico. Así de simple. Pero echándolo a los tres o cuatro partidos que pierde, no lo estás respetando. —Y acá en Paraguay, ¿cómo es la cosa? —No hay recambio, no se puede armar un proceso cuando no aparecen jugadores de calidad y están los mismos. —En eso, ¿Argentina supera ampliamente a Paraguay? —Argentina está en un momento excelente. De mitad de cancha para adelante tienen un equipo espectacular, pero falta el equilibrio atrás. Si consigue ese equilibrio, será un equipo invencible. —¿Te gustaría ser manager? —Me encantaría. Lo haría con mucho gusto para ser un intermediario en el tire y afloje entre el presidente y el jugador. —En la Argentina le cuesta al dirigente no manejar el fútbol. ¿Es bueno, malo, hay que cambiarlo? —El presidente puede acercarse al jugador, porque en definitiva es el que le está pagando. Pero también es bueno que haya una persona que pueda hablar en otros términos con el jugador, enseñarle las cosas buenas y marcarles los puntos. Yo creo que un jugador debe ser contratado y, si no rinde en la cancha, tocarle el bolsillo. —Sin meterse en el armado del equipo... —De ninguna manera. Eso es responsabilidad pura y exclusiva del técnico. Yo puedo dialogar con el técnico, intercambiar ideas, escucharlo y discutir sobre varios aspectos, pero en el armado del equipo no. —Así, rápidamente, ¿te digo Colón y qué pensás? —¿Sabés cuál fue el problema mío en Colón?, que al Loco González lo querían mucho en Olimpia, muchísimo. Yo llegué a una conclusión: ser muy querido también es un problema, distinto que el de no ser querido, pero problema al fin. A mí, Olimpia me hizo regresar enseguida, apenas conseguimos el ascenso con Colón, y no me dejó quedarme. Ese fue el problema, que el préstamo era por un año y se terminaba. Si no me hubiesen querido en Olimpia y tampoco en Colón, me quedaba con las manos vacías. Pero me querían mucho en los dos lados y por eso debí volver a Olimpia, porque el pase era de ellos.
/// la ficha
Nombre: Gabriel González Chaves. Edad: 51 años. Apodo: “El Loco”. Clubes: Olimpia de Paraguay, Atlético de Madrid B, Albacete, Estudiantes, Colón, Universitario de Perú y Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe. Títulos: obtuvo muchos campeonatos, pero se recuerdan especialmente la Copa Libertadores con Olimpia, Supercopa Sudamericana, Recopa y, obviamente, el ascenso con Colón en 1995. Retiro: su último partido fue ante Libertad, el 5 de marzo de 2004 con 43 años. Había sido suspendido permanentemente luego de agredir a un árbitro, pero se le redujo la pena a dos años y medio y volvió para despedirse.
Me gusta verlo a Messi divirtiéndose adentro de una cancha. Es lo que yo siempre intenté hacer”. Gabriel González Ex jugador de Colón
Gabriel posando con dirigentes, ex dirigentes e hinchas de Colón en el centro de Asunción. Causó revuelo. Foto: El Litoral
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Amistad inalterable Sergio Villanueva es un santafesino que hizo del fútbol su gran pasión. Fue jugador de Colón y llegó hasta la misma antesala de jugar en Primera, luego se dedicó a sus negocios pero siempre estuvo vinculado, de una forma u otra, a la institución del barrio Centenario. Se hizo muy amigo del Loco, pero amigo de verdad. Y eso lo pudimos comprobar durante la estadía en Asunción y compartiendo charlas y sobremesa con un ex jugador cuyo recuerdo permanece inalterable en el hincha sabalero. “Eso sí, a la cancha no voy porque los hinchas de Cerro Porteño no me quieren”, dijo el Loco González, figura histórica de Olimpia, que se cansó de retratarse con los sabaleros que viajaron en aquella oportunidad.
/// EL DATO
“No me quedé en Colón porque era tan querido acá, que Olimpia me dejó ir sólo un año y nada más que un año”, le dijo el Loco al enviado de El Litoral a Asunción del Paraguay. Foto: El Litoral
El Loco junto al presidente de Colón, Germán Lerche, en la puerta del hotel de la Conmebol en la capital paraguaya. Foto: El Litoral