Patricio Dobal
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Especial para El Litoral
La tensión regresó a Rosario en la tarde de ayer, cuando la ola de robos a supermercados recrudeció en la zona sur y el oeste de la ciudad y obligó a más de un comerciante a levantar improvisadas barricadas para evitar actos de vandalismo.
Como en un escenario de guerra, hubo hasta quien soldó grandes volquetes de hierro a las puertas de ingreso de un supermercado preparándose para pasar una noche que se vislumbraba difícil. Así, el panorama en los barrios era de temor ante la súbita llegada de bandas de delincuentes preparadas para abordar negocios en cuestión de minutos, desafiando incluso la velocidad del trabajo policial. El microcentro vivía en simultáneo el trajín habitual de una jornada de compras antes de la Navidad, lejos de las corridas en la periferia.
Tras una mañana que se presentó tranquila, después del mediodía de ayer, volvieron a producirse enfrentamientos entre pandillas organizadas para robar pequeños supermercados y la policía, generando un caos que impactó en la fisonomía de vastos sectores de Rosario. Al menos hubo unos 15 episodios entre intentos vanos y saqueos que pudieron consumarse antes de la llegada de las fuerzas de seguridad. La situación habilitó a que los propietarios de los negocios hasta tuvieran que armarse para amedrentar a los hombres y mujeres que se movilizaban en motos relevando espacios con menos custodia.
Tranquilidad y tensión
Hubo escenas de violencia que se contaron por la tarde en Ovidio Lagos al 4000, Seguí al 5000, Ayacucho al 6200, Sanguineti y Matienzo y Rouillón al 3300, todos puntos del sur, aunque hubo saqueos también en barrios como Empalme Graneros, en el noroeste rosarino. En uno de los negocios, y tras repeler el ataque de los delincuentes, comerciantes y vecinos descreyendo del accionar policial, decidieron organizarse para montar barricadas y así preservar la mercadería dentro de los salones. Desde contenedores metálicos utilizados por el servicio de recolección de residuos, hasta volquetes empleados en obradores fueron parte de los elementos que sirvieron como barreras. En otros comercios, la opción fue la de soldar las persianas, prefiriendo cerrar la puertas en el marco de una venta navideña perdida, ante el temor a saqueos.
“Afortunadamente, no hubo robos en la noche”, confirmó el secretario de Gobierno de Rosario, Fernando Asegurado, reflejando un panorama que hoy amaneció más tranquilo y con operativos especiales que se mantendrán hasta el primero de año. La ciudad despertó en el área central con actividad prácticamente normal. Los comerciantes y clientes se movían a buen ritmo en el perímetro delimitado por bulevar Oroño y Pellegrini de cara a las fiestas, casi como ignorando la tensa calma que al mediodía se mantenía en algunas barriadas, tras dos jornadas de incidentes que se cobraron dos muertos, casi 200 detenidos y medio centenar de heridos.