Solidaridad. En el Día Mundial, UPCN Santa Fe, el Programa Provincial de Hemoterapia y Donar organizaron una campaña para los Hospitales Cullen, Iturraspe y de Niños. Foto: Flavio Raina
Sólo el 1,5 % de la población dona sangre, cuando se requiere el 5 %. El desafío es conseguir que lo hagan en forma altruista y sistemática. La historia de una joven que necesitó más de 400 dadores.
Solidaridad. En el Día Mundial, UPCN Santa Fe, el Programa Provincial de Hemoterapia y Donar organizaron una campaña para los Hospitales Cullen, Iturraspe y de Niños. Foto: Flavio Raina
Agustina Mai [email protected] “La cantidad de sangre que se obtiene siempre es escasa y va por detrás de lo que se necesita”, afirmó el director del Programa Provincial de Hemoterapia, Néstor Manzelli. En Argentina, sólo el 1,5 % de la población dona sangre. Para cubrir todas las demandas, debería hacerlo entre el 4 y el 5 %. Por eso, hay que cambiar la forma de donar sangre: del que sólo lo hace para un pariente o amigo al donante sistemático, que concurre periódicamente. “El donante de reposición, es decir el que dona porque un familiar o amigo lo necesita, no alcanza y, además, no es de calidad. Son personas que quizás donan por primera vez, con temor y mucho desconocimiento. Por ejemplo, no saben si estuvieron en una situación de riesgo para su sangre”, detalló Manzelli. Tal es así que en estos casos se da un alto nivel de descarte porque se detectan reactividades a diferentes enfermedades. “Para que la sangre sea más segura, necesitamos donantes voluntarios, en forma habitual, y no a demanda”, resumió Manzelli. ¿Por qué es más segura la sangre de un donante regular? En primer lugar, porque es analizada con cierta periodicidad. Pero además, la persona está más informada. Por el contrario, “el donante de reposición recurre ante una necesidad puntual y está presionado afectivamente porque un pariente necesita la sangre”, comparó Nicolás Kurgansky, hematólogo del Hospital Iturraspe. Según las Organizaciones Panamericana (OPS) y Mundial de la Salud (OMS), el VIH y la hepatitis son más comunes en la sangre de los donantes remunerados y de reposición, que en la de los donantes altruistas. Eso sucede porque los primeros tienen menos probabilidades de admitir que han tenido un comportamiento de riesgo, en comparación con las personas cuya única motivación es dar sangre desinteresadamente. Metas Hoy se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre para concientizar sobre la necesidad de disponer de sangre y para agradecer a los donantes. Una donación de sangre permite salvar al menos tres vidas. Las transfusiones se usan ante complicaciones durante el embarazo y el nacimiento, el tratamiento de anemia severa en niños y de enfermos crónicos. También se usan durante cirugías del corazón, trasplantes, trauma y terapias contra el cáncer. “Cuando empezamos con las campañas lo hicimos por las necesidades de los enfermos de leucemia. Pero después comprendimos que tenemos que hacerlo para todos, porque hay muchos accidentes y cirugías que requieren sangre”, contó Berta González Ruberto del Centro de Asistencia al Enfermo de Leucemia (Cenaele). El objetivo de la OMS para el 2020 es que todos los países obtengan sus suministros de sangre de donantes voluntarios no remunerados. En la actualidad, sólo 62 países están cerca de esta meta, mientras que 40 países siguen dependiendo de donantes familiares o remunerados, como Argentina.
“Necesité 432 dadores de sangre” En el 2000, Verónica Longhi llevaba la vida normal de una joven de 26 años: trabajaba, hacía gimnasia y estaba de novia. Un día se desmayó, fue al médico y le diagnosticaron leucemia mieloblástica aguda. “Durante dos meses y medio estuve internada en el hospital Iturraspe, al cual estoy eternamente agradecida por la calidez humana. Cuando salí, continué con quimioterapia e internaciones. Durante ese año necesité 432 dadores de sangre”, recordó Longhi. Había semanas en las que Verónica necesitaba hasta 40 dadores de sangre. “Mis padres y mi amiga de toda la vida se encargaron de conseguir los dadores. Mi amiga tomó la responsabilidad de conseguirlos y hacía de todo: iba a las radios, a la Municipalidad, la Casa de Gobierno, a Sociedad Radio Taxi... a cualquier lugar donde hubiera mucha gente y les pedía que fueran a donar sangre para mí”, contó Longhi. A fines del 2000, la joven tuvo la posibilidad de realizarse un autotrasplante de médula ósea en Rosario. “Estuve más de un mes internada y me hicieron una quimio muy fuerte, horrible, que hasta me dejó sin hablar. Llegó el día del autotrasplante y, de a poquito, la médula empezó a funcionar, hasta que me curé”, contó emocionada. Verónica siempre conservó su optimismo y asegura que vivió la enfermedad como una oportunidad para “pensar y decidir qué vida quería llevar”. “Nunca me imaginé que me podía pasar una cosa así, ni que iba a necesitar transfusiones de sangre. Hasta que no te toca, no te das cuenta de la gravedad de la situación. Ahora colaboro con Cenaele y trato de difundir la importancia de donar sangre. Se trata de ser solidarios y saber que donando sangre uno puede ayudar al otro. A la gente le falta compromiso, por eso creo que es importante concientizar desde chiquitos, en las escuelas”. Verónica sigue trabajando en la lavandería, como en el 2000, y formó su propia familia. “Me casé con el que en ese momento era mi novio y que no me abandonó ni un segundo. Por la quimioterapia quedé estéril. Adoptamos dos nenes de 2 y 4 años, Yazmín y Yael, que hoy tienen 9 y 10”, concluyó.
Recuperada. Verónica se curó luego de recibir un autotrasplante de médula ósea. Está casada y adoptó dos hermanitos, Yazmín y Yael. Foto: Gentileza Verónica Longhi
La donación de sangre voluntaria, regular y altruista no es habitual entre los argentinos. Un 38 % de la población declara haber donado sangre alguna vez, mientras que el 62 % señala no haberlo hecho nunca. Pero de los que donaron, sólo el 17 % lo hace regularmente. Por el contrario, el 82 % de los donantes lo hizo a pedido de familiares o conocidos. Estos datos surgen de un estudio realizado por el Consejo Publicitario Argentino y TNS Argentina, que incluyó 1.020 entrevistas domiciliarias en adultos de todo el país, durante mayo de 2013.
¿Por qué los argentinos no donan sangre? La mitad de los encuestados respondió porque nunca un familiar o conocido precisó sangre. Es decir que sólo conciben la donación como dirigida al círculo íntimo y ante una situación puntual.
Pero luego de la breve explicación sobre los beneficios de la donación de sangre, 4 de cada 10 personas que nunca donaron o que no lo hacen regularmente, dijeron que probablemente lo harán en los próximos 12 meses.
Para cambiar del paradigma actual (donar sangre ocasionalmente para un conocido) al del donante regular, es fundamental informar a la población. En los hechos, la difusión y concientización sigue siendo una expresión de deseo, ya que 7 de cada 10 argentinos que no donaron nunca sangre señalan estar poco o nada informados acerca del tema.