Con apenas 48 años, al padre Gerardo Galetto le ha tocado afrontar funciones tan disímiles como rector de la Universidad Católica, integrante de un ministerio conformado por el Papa Benedicto XVI en el seno del Vaticano y, ahora, párroco de María Auxiliadora.
Entrevistado en el programa Palabra, que se emite los jueves a las 22 por Cable & Diario, habla de la “maquinaria de gobierno de la Iglesia” y reconoce que se trata de un “instrumento que se ha ido sobredimensionando y hace mucho tiempo que necesita una reforma. Burocráticamente ha quedado prendido con un estilo de gobierno que hoy no funciona”.
Al hablar del Papa Francisco, el padre Galetto reconoce que tiene enormes desafíos por delante y que, en poco tiempo, se encargó de reflejar señales claras en este sentido: “La mayoría de los sacerdotes y laicos en el Vaticano tienen un perfil austero. Pero nunca faltan situaciones abiertamente escandalosas. Y lo que está mal, hay que decirlo. Hay casos de apego excesivo a la vanidad o a cierta superficialidad. Como tener un auto último modelo. Son cosas que chocan mucho y que tienen un origen relacionado con una cultura eclesiástica que no es la nuestra. En Europa es fácil que una marca te regale un auto, porque a ellos les interesa”.
Octubre puede ser un mes clave en el pontificado de Francisco, pues es la fecha que fijó como plazo a distintas comisiones abocadas a buscar soluciones a problemas centrales: la reforma de la curia, la transparencia del Banco Vaticano y racionalización de gastos.
Padre Galetto: "Quien se corrompe se tiene que ir y debe hacerse cargo de sus acciones"
El sacerdote santafesino analiza en profundidad los desafíos del Papa Francisco. Habla de la corrupción y la ostentación vaticana. También acerca de la segurdad del sumo pontífice.
Flavio Raina
-¿Es tan grave la situación de corrupción en el Banco Vaticano?
- “El problema se da por esta burocracia que tiene métodos que no son los del mundo contemporáneo. Entonces, entre la ineficiencia y la corrupción, hay un paso muy corto. Habrá que tomar medidas para que los procesos estén a la altura de una institución financiera moderna. Hay una situación estructural muy parecida a Italia,y esta cercanía favorece la comisión de determinadas acciones. Hay que actuar con energía. Me consta que Benedicto XVI comenzó a hacerlo y Francisco continúa con esta línea. Quien se corrompe se tiene que ir y se debe hacer cargo de sus acciones ante la Justicia”.
