Luego de permanecer prófugos de la Justicia desde mediados de octubre del año pasado, la policía logró arrestar ayer a dos de los tres acusados por el crimen de Walter González Montaner (ver aparte). Se trata de Orlando Miguel “Nano” Leiva y Jorge Alberto “Caqui” Muñoz, dos renombrados líderes de la barra brava del Club Atlético Colón. Por el caso, continúan buscando a otro sujeto, hermano del primero: Juan Abel “Quique” Leiva.
“Pudieron permanecer ocultos por tantos meses porque tienen recursos, logística y dinero. Pero nunca bajamos los brazos y ayer los sorprendimos”, aseguró esta mañana uno de los investigadores.
Distintas fuerzas de la Agrupación de Unidades Especiales de la Unidad Regional I trabajaron sin descanso en todo este tiempo. Las tareas de inteligencia revelaban que los sospechosos se ocultaban fuera -pero cerca- de Santa Fe y en algunas oportunidades hacían “visitas fugaces” a distintas zonas de la ciudad.
En el sur
La primera detención, que ya fue adelantada en la edición de ayer, se produjo en los monoblocks del Fonavi San Jerónimo. Personal de la Sección Homicidios llegó a la conclusión de que el “Nano” Leiva se encontraba -y no por mucho tiempo- en un departamento de la Escalera Nº 3 de la Manzana 11.
Sin perder minutos, las flamantes autoridades de esa repartición solicitaron la autorización de la Justicia y en horas del mediodía allanaron el inmueble, con el apoyo de efectivos de la Dirección de Prevención y Control de Adicciones y del Cuerpo Guardia de Infantería.
Tal como esperaban, adentro atraparon al mayor de los hermanos Leiva, quien no ofreció resistencia al ser esposado.
En los momentos siguientes, se vivieron situaciones de tensión, porque algunos vecinos mostraron hostilidad frente a los uniformados. Inclusive, un patrullero del CGI fue blanco de un impacto (intentan determinar si se trató de una bala o un balín de plomo arrojado con gomera).
En el norte
El segundo gran golpe del día para la causa González Montaner ocurrió en el otro extremo de la ciudad.
Eran aproximadamente las 20 cuando policías de la Sección Seguridad Personal interceptaron el VW Cross Fox que pertenecía a Jorge Muñoz. Al ver la patrulla, el conductor se dio a la fuga y se inició una persecución por las calles de Guadalupe. “Había mucha gente en la calle en ese momento y los agentes tomaron precauciones para que nadie resulte lastimado”, explicó una fuente confiable.
El “Caqui” logró perderse de vista, pero quedó encerrado, porque la policía cerró todos los posibles escapes de la zona.
Poco después, el auto fue divisado nuevamente, estacionado en inmediaciones de la esquina que forman las calles Alberti y Lavalle.
Pacientemente, los uniformados -ya se había sumado personal de la Brigada Motorizada y de la Agrupación Cuerpos- aguardaron a que Muñoz apareciera. Cuando finalmente lo hizo y abordó el VW de color negro, los policías le dieron la voz de alto. Comenzó entonces una segunda persecución que terminó en el cruce de pasaje Koch y calle Güemes, donde el sospechoso fue alcanzado y apresado.
Falta “Quique”
Los dos detenidos fueron puestos a disposición de la Justicia. Mientras, los investigadores continúan buscando al último de los prófugos por el caso, Juan Abel Leiva. Según pudo saberse, es justamente “Quique” el más comprometido en la causa, porque se lo señalaría como quien efectuó los disparos de arma de fuego en el interior de Fiji.
A sangre fría
Walter González Montaner tenía 37 años cuando fue asesinado, cerca de las 10 de la mañana del domingo 13 de octubre de 2013. El 12 de diciembre hubiese cumplido 38.
El homicidio tuvo lugar en el interior del local de Fiji, un boliche que estaba ubicado en la esquina noreste del cruce de calle 25 de Mayo y Santiago del Estero.
Su crimen conmocionó a toda la sociedad santafesina, porque ocurrió en un pub de la Recoleta santafesina y también porque la víctima era muy apreciada por mucha gente en los distintos ámbitos que frecuentaba.
González Montaner era instructor de artes marciales y así se ganaba la vida. También se desempeñaba como personal de seguridad de otro boliche cercano y allí pasó la noche del sábado.
Cuando su trabajo terminó, caminó unos metros junto a su novia y juntos ingresaron a Fiji para tomar algo, con otros amigos.
Fue en esas circunstancias que dentro del local se desató una feroz pelea entre dos grupos de violentos sujetos. González Montaner intervino para que el conflicto no pase a mayores, pero uno de los contendientes sacó a la luz un arma que llevaba oculta y abrió fuego sin piedad.
Walter fue alcanzado por un proyectil en el pecho que lo dejó tendido en el suelo, al borde de la muerte. Otro joven de 22 años que estaba a su lado también fue baleado, pero en el estómago.
González Montaner agonizaba cuando el asesino y quienes lo acompañaban salieron de la escena del homicidio, abordaron dos automóviles y desaparecieron. La Justicia tiene sobrados motivos para sospechar que se trataba de los hermanos Leiva y Muñoz.
Walter fue cargado en un auto particular por sus conocidos, quienes no aguardaron la llegada de la ambulancia y lo llevaron de urgencia al Hospital Cullen.
En ese centro de salud, la víctima fue intervenida quirúrgicamente, pero la herida era demasiado grave y falleció esa misma tarde.