De la Redacción de El Litoral
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Los afiliados del Pami quedaron en el medio de un conflicto que suma angustia, incertidumbre y mucho estrés a sus problemas de salud. Como la obra social no actualiza el valor de las prestaciones médicas, la semana pasada los sanatorios que los atienden en la ciudad restringieron la atención y están priorizando las urgencias.
“Estamos atendiendo lo que podemos de acuerdo al flujo de fondos que envía el Pami, pero se jerarquizan las emergencias. Por ahora los representantes locales de la obra social ni siquiera nos confrontaron ni se reunieron con nosotros”, aseguró Marcelo Martín, en diálogo con El Litoral. Es el representante de los cuatro sanatorios locales que son prestadores de Pami: Mayo, Diagnóstico, Americano y Servicios Médicos de Santo Tomé.
Entre los ancianos hay mucha preocupación por la restricción del servicio. “Te dicen que si te tenés que operar la mayor parte de la anestesia la debe pagar el afiliado. No sé de donde va a sacar la plata el jubilado. A veces en broma decimos: hay que tener cuidado para no enfermarse”, contó César Pagliacomi, presidente del Centro de Jubilados Mariano Cabal.
En ese barrio hay un paciente que necesita operarse de cataratas, pero la operación se venía postergando y ahora se vuelve a demorar por este conflicto. “Mi vecino tiene 80 años y sólo ve a dos metros de distancia. Necesita operarse”, advirtió Pagliacomi.
En Barranquitas, Mirta Martínez, secretaria del Centro de Jubilados 20 de junio, aseguró que hay dificultades para conseguir medicamentos oncológicos y prestaciones relacionadas con el área de hematología.
Este es un punto que habían planteado los prestadores, que la semana pasada aseguraron que el Pami les abona $ 100 por una transfusión cuando la Asociación de Hemoterapia acordó que el precio de este tratamiento tiene un valor de $ 1.400. En el caso de la anestesia, Martín contó que el valor promedio para una intervención, con honorarios incluidos, supera los $ 2.000, pero el Pami reconoce $ 380.
Del lado del Pami hasta el momento no hubo novedades y los referentes de la delegación local no se reunieron con los prestadores para intentar llegar a un acuerdo.
A nivel nacional, Pami ofreció posponer la aplicación de los “ajustes negativos” para dar margen financiero a los sanatorios, pero el objetivo de esta medida es preparase para el pico estacional de atenciones que se da a partir del otoño, por el aumento de los resfríos, casos de gripe e infecciones respiratorias.
“Lo que en realidad necesitamos es un contrato que reconozca el valor de las prestaciones, una cuestión que venimos planteando desde octubre del año pasado y que los mismos auditores del Pami nos reconocen”, concluyó Martín. En la región cercana a la ciudad hay unos 65.000 afiliados que dependen de Pami.