Luis Rodrigo
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Al cierre de esta edición, pasado el mediodía, se demoraba el inicio de la sesión del Senado santafesino, convocada en el horario especial de las 12 (en lugar del habitual de las 15).
En el hall central de la Legislatura se veían algunos senadores, abundaban los asesores de todos los bloques, y cada empleado de la Cámara esperaba, con resignada paciencia, que de una buena vez sonara el timbre, antes de que la hora del almuerzo (y las diferencias políticas internas en el justicialismo) dejara todo para las primeras horas de la siesta, o aún más tarde.
La agenda de los senadores, además de definir las autoridades del cuerpo deliberativo -en la sesión preparatoria pautada para las 15-, tiene todos los temas pendientes de un período extraordinario de sesiones, que se caracterizó por su inactividad.
Durante abril, hubo hasta ahora una sola sesión (el martes 15) y no avanzó en todos los proyectos de ley relevantes que esperan una decisión del Senado, como el que permitirá a la provincia tomar un crédito para construir cárceles y dos acueductos (para Rafaela y el Gran Rosario) o los que buscan autorizar al gobierno a ingresar unos 2.000 aspirantes a policías a esa fuerza, así como a todos los agentes retirados que quieran volver a la actividad (y cuyos legajos no tengan faltas graves).
Discusión interna
La elección del presidente provisional del Senado se define entre los 11 senadores del justicialismo. El año pasado la mayoría votó por Rubén Pirola (Las Colonias) y acordó un sistema rotativo. Pero desde entonces, las cosas han cambiado mucho... Sobre todo a nivel nacional, con la irrupción de Massa y la incorporación abierta de Carlos Reutemann al sector del justicialismo que apoya su candidatura presidencial.
Varios senadores que proclamaban su apoyo a Daniel Scioli, ahora respaldan a Sergio Massa.
Los efectos del panorama nacional sobre los senadores del PJ comienzan a advertirse. Hasta ahora el interbloque siempre ha logrado funcionar, con sus 11 escaños, como un equipo, pero a ese contexto también se suman nuevas dudas entre los senadores justicialistas respecto de qué posición deberían adoptar ante cada proyecto del gobierno.
Últimamente, la palabra “oposición” suena más fuerte que “consenso”. Tal vez “negociación” las acerque.
Urgencias vs. tiempos políticos
Las materias que esperan tratamiento en el Senado provincial son importantes y si no se aprueban hoy -mediante un inesperado sobre tablas- van a quedar para el período ordinario. Y como el próximo jueves es 1º de Mayo, cuando el gobernador dé su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias a la Legislatura, todo pasaría para el siguiente jueves 8. Y así se consumirían otros quince días de espera.
En el caso del proyecto para mejorar el servicio penitenciario y para construir acueductos, los senadores justicialistas han instalado -con funcionarios de Antonio Bonfatti- una negociación por obras (o promesas de obras) para otros departamentos, que ya lleva dos meses.
En cambio, respecto de la incorporación de más policías por vía de sumar a cadetes y agentes retirados, las posibilidades de que haya acuerdo parecen más cercanas.
Ayer, el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, brindó a los senadores opositores -en una reunión a puertas cerradas- unas precisiones técnicas con relación a cómo funcionaría la incorporación de jóvenes cadetes de escasa formación en la lucha contra el delito. Y cómo se pagaría a los retirados que vuelvan a la actividad.
Los legisladores contaron con respuestas similares a las recabadas por los periodistas que antes hablaron con Lamberto: se supone que los aspirantes del primer año del Instituto de Seguridad Pública (Isep) van a ubicarse para custodiar puntos fijos que tienen guardia permanente (domicilios particulares de autoridades provinciales, jueces, testigos, instituciones bajo medidas de seguridad particulares, etc.) y así dejar libres para patrullajes más exigentes a unos 2.000 agentes en actividad.
En cuanto a los policías jubilados que acepten volver, obviamente habrá una remuneración que superará el haber de los pasivos y otros reconocimientos.
Cuando los senadores le reclamaron a Lamberto por la desprotección en que quedan las poblaciones del interior que pierden policías por su traslado a Santa Fe o Rosario, Lamberto respondió con una propuesta: dijo que piensa en un esquema en el que los jóvenes cadetes que se sumen a la fuerza puedan volver (luego de dos años) en el servicio (mientras también llevan adelante su formación académica) a las regiones de las que provienen.