Los ’90 dejaron como saldo el desguace y la desaparición de valiosos bienes. Los funcionarios que pasaron por el Onabe y el Onabief (así se llamaban los organismos que “administraban” los bienes) aún deben darle a la historia argentina un detalle de lo que desapareció y de quién hizo negocios. Ahora, en Barrancas, hay miles de durmientes que son onerosos testigos de la historia del norte santafesino y de Chaco. Bienvenidos los modernos durmientes de hormigón; los de quebracho no pueden desaparecer, y deberían tener destino local.