Mili López
El grupo mendocino estrena su disco “Celedonio” este miércoles a las 22 por el canal de YouTube del sello discográfico Shagrada Medra. Aquí una charla con el bandoneonista, director y arreglador del grupo sobre estas músicas que están naciendo, su proceso creativo y la búsqueda de nuevas sonoridades.
Mili López
El miércoles 14 a las 22 se estrenará “Celedonio”, un disco del grupo mendocino Fabrizio Colombo Septeto por el canal de YouTube del sello discográfico Shagrada Medra, a través del ciclo de escuchas “La Hora Azul”.
El disco reúne nueve obras arregladas por Colombo, cuya estética nace de la tradición tanguera, para luego abrazar fuertemente una mixtura entre el jazz, la música clásica e influencias musicales contemporáneas. “Uno empieza quizás escuchando tango, pero con el paso del tiempo encontrás refugio en otras músicas también, y a su vez, eso va de la mano con la gente con la que uno tiene afinidad musical”, dice el compositor y bandoneonista.
La agrupación está conformada por Colombo en bandoneón, dirección y arreglos; Bruno Cavallaro en primer violín; Lucas Altamore en segundo violín; Matías Longo en cello; Enzo Paolo Rossi en contrabajo; Joaquín Guevara en guitarra; Mariano Colombo en piano; y como invitados especiales cuenta con la presencia de Patricia Cangemi en voz y Oscar Giunta en batería.
Colombo cuenta que se encontró con su impulso creativo “en la necesidad de plasmar una estética personal que reuniera ciertos tangos clásicos, canciones y creaciones de su autoría en matices y sonoridades que tuvieran un sello distintivo, común a todas”.
-¿Cómo llegás al tango y al bandoneón?
-Al tango lo abracé desde niño al pertenecer a una familia de músicos en la que mi abuelo Francisco Colombo, quién fue bandoneonista, tuvo su propia orquesta en la cual participaron mi viejo Héctor Colombo como violinista y mi tío Mario Colombo como pianista, mi vieja Marcela Carrizo también como cantante y años después mi hermano, Mariano Colombo, y yo hemos ido recorriendo diferentes proyectos en conjunto, además de este, siempre abocados al tango.
-Este disco tiene la particularidad de entrelazar el acervo musical de la tradición tanguera con diversas influencias musicales ¿Cuál es la sonoridad que estás buscando en el encuentro del tango con otras músicas?
-Creo que el resultado de esta mixtura entre el tango, el jazz, la música clásica y diversas influencias contemporáneas es algo que inevitablemente se da cuando, como músico y oyente, has transitado y vivenciado diferentes experiencias como conciertos, viajes, juntadas, farras musicales, vínculos, etc., en relación a estos diferentes géneros.
Las obras seleccionadas configuran un abanico de piezas musicales elegidas minuciosamente para darle vida a exquisitas versiones de compositores emblemáticos de la talla de Astor Piazzolla, Carlos Gardel, Julián Plaza, Pedro Maffia, junto a propuestas novedosas como la adaptación al tango de una obra de Edgardo Cardozo-cantautor y compositor actual de Buenos Aires-, y el tema “Celedonio”, que da nombre al disco, compuesto por el mismo Colombo.
Sumergirse en la escucha de este material discográfico invita a transitar una experiencia que conmueve por la magistral combinación de una contundente fuerza arrasadora y una impecable sutileza que logra detalles y giros musicales inesperados.
-¿Cómo trabajás los arreglos?
-Todos los arreglos del septeto los hago siempre dando a cada uno un largo y extenso proceso de creación que puede tardar hasta meses si así lo requiere. Nunca dejo de escuchar música a la hora de ponerme a crear. Creo que es mi musa siempre. Cuando un arreglo está terminado, se revisa y se ensaya con el grupo, y a su vez, cada intérprete sugiere cosas que no están escritas y que pueden aportar muchísimo. Esto le termina de dar siempre su toque de magia.
-¿Cómo es hacer tango desde el interior?
-Es una pregunta interesante porque particularmente el tango ha tendido siempre a dar fruto en Buenos Aires y muchas de las grandes figuras de la historia del tango provienen del interior del país. Hoy sigue pasando lo mismo. En este disco, quise hacer énfasis en el hecho de que todos los músicos que integramos el septeto somos mendocinos y vivimos en Mendoza. A su vez, esto le da una sonoridad diferente al grupo ya que, sin darnos cuenta, el lugar de origen nos propicia una manera de interpretar la música con otro aire. Los arreglos de este disco proponen una nueva mirada en ese sentido, siempre estando cerca de Buenos Aires, pero aportando otra idiosincrasia.
-¿Por qué elegiste esta “Hora Azul” para presentar el disco?
-Hablando con el querido Negro Aguirre, quién nos ha transformado a todos con su música, le comentaba que tenía un disco de tango con mucho laburo detrás y que quería, de cierta manera, darle la oportunidad de ser abrazado como sucede con cada disco del catálogo de Shagrada Medra. Me pareció una movida totalmente necesaria y hermosa el hecho de que se esté pudiendo compartir de manera independiente el trabajo que cada uno hace cuando presenta un material discográfico. Hoy las plataformas y el mercado te dan la puerta abierta muy fácil a compartir tu música, pero a la vez a que se diluyan muy rápido en la vastedad de info que nos rodea. Creo que es necesario encontrar esa grupalidad de gente que se junta por un fin común y se toma su tiempo para sentarse a escuchar un disco. Ojalá volvamos a eso, que es hermoso.