El número de turistas aumentó en la villa del Dique Florentino Ameghino, en Chubut, luego de que una docente y ocho niños murieron al caer la pasarela al río, el mes pasado, y la mayoría se toma fotos en el lugar de la tragedia, algo calificado de morboso por las autoridades locales, que además temen por la seguridad de los visitantes.
El presidente de la junta vecinal, Carlos Gerez, reveló que "los turistas llegan mucho más que antes y se quieren sacar fotos al lado del lugar donde estaba la pasarela, la que fue sacada del agua tras el accidente, por pedido del juez que interviene en la causa".
Luego comentó: "Estoy consternado por esto, ya que evidentemente hay una morbosidad muy marcada con la gente que llega y lo primero que le pregunta a los pobladores es dónde está la pasarela por la que se ahogaron los chicos".
"Una vez que averiguan donde está el lugar en que se encontraba la pasarela, van en contingentes y se sacan fotos ahí", añadió el vecino.
Gerez calificó a la situación de "increíble" y reconoció que "nunca hubiese pensado que una promoción tan lamentable como la que tuvo nuestra villa serviría para atraer gente que quiere ver el lugar donde murieron las criaturas".
La villa del dique Florentino Ameghino fue noticia el 19 de setiembre pasado, cuando se derrumbó la pasarela con mas de 50 chicos sobre ella y murieron ocho niños y la directora de la escuela Fragata Libertad, de la localidad de Libertad, en el partido bonaerense de Merlo.
El intendente aclaró que "la mayoría de los que vienen de visita y piden sacarse la foto en el mismo lugar donde estaba la pasarela, son justamente de la provincia de Buenos Aires, sobre todo contingentes de estudiantes y jubilados".
La pasarela fue retirada del lugar, a pedido del Juez de Instrucción Florencio Minata, quien interviene en la causa, y se encuentra extendida en una de las cortas y arboladas calles de la villa, ubicada a 120 kilómetros al oeste de Rawson.
El lugar donde estaba emplazada, a la altura del camping municipal, fue vallado para preservar la zona, sometida a periódicos peritajes por parte de los investigadores que tienen a su cargo la causa.
"La verdad que vivimos con el corazón en la boca -dijo Gerez- por que vienen con total imprudencia, se ubican en lugares peligrosos para su integridad física y realmente no sabemos qué hacer para contener esta extraña euforia".
Aclaró que "cuando vienen los contingentes, ni siquiera avisan, y nosotros tenemos que andarlos buscando, sobre todo cuando son chicos, lo que obligó incluso a Hidroeléctrica Ameghino (la empresa que administra el embalse) a colocar consignas policiales".
Gerez confesó a Télam que "estamos pidiendo asesoramiento a la Secretaría de Seguridad y a Defensa Civil para ver qué podemos hacer frente a esto, por que no sé para qué lado disparar con estas reacciones".
"La verdad que esta psicosis no sólo la tenemos nosotros en la comuna sino toda la población, inclusive con temor a que se caigan algunos árboles añejos que, producto del viento, se mueven, porque pensamos qué nos podía pasar si se cae un árbol sobre algún colectivo o sobre un vehículo con gente", agregó.
El jefe vecinal dijo: "Vivo en una situación de permanente miedo, sobre todo porque sobre mis espaldas recae la responsabilidad de intentar brindarle seguridad a la gente que nos visita". (Télam).