Nosotros
Gracia, gracejo y grandezas de la actriz Rosita Alonso
Es santafesina de cepa pero desciende de españoles y habla con cantilena y léxico colombiano. Reconocida actriz, despliega su actividad en Colombia y alrededores, talentosa, jovial, simpática. Desde hace más de 40 años, encuentra la energía y el tiempo para no faltar a su cita anual con nuestra ciudad, trayéndonos de paso a su esposo, el escritor colombiano Indalecio Camacho, cuyos cuentos han podido apreciar en varias ocasiones los lectores de las páginas literarias de El Litoral.


Se llama Rosita Alonso y la recopilación del material destinado a atesorar sus memorias ya lleva varias carpetas. Comienza contándonos que nació y se crió aquí, en Santa Fe.

"Quizás algunos lectores recuerden al almacén Langreo, que estaba en Junín y San Gerónimo, y que era famoso por su jamón y por su café. Lo habían instalado unos tíos míos en 1906, y yo soy hija de uno de los dos últimos Alonso que estuvieron en el almacén. Mi hermano, Fernando, que lamentablemente ya no está entre nosotros, tuvo un conocido comercio de música en calle San Martín, que se llamó Discos y después Todo música; él mismo fue cantante y trompetista de la orquesta Olympo, de San Carlos.

"Y bueno, la prueba de que recuerdo y quiero tanto a esta ciudad es que, fíjate, en los más de cuarenta años que estoy fuera de ella, todos, pero todos los años he venido de visita".

Pero, �cómo es que Rosita llega a Colombia? �Y al amor?

"Bueno, al amor llegué un tiempo después. Acabamos de cumplir 25 años de casados con Indalecio. A Colombia fui por una serie de circunstancias dictadas por el azar o por la suerte. En el año '60 llegó aquí la famosa compañía teatral de Nélida Quiroga y Daniel de Alvarado. Hacían una obra que se llamaba `Juego de niños', y la joven heroína tuvo un percance y la compañía se aprestó para partir hacia Buenos Aires a buscar una reemplazante. Y el director o el administrador del Teatro Colón les dijo: `�Para qué van a ir a Buenos Aires? Aquí existe a quien buscan'. `No puede ser', dijeron ellos. Pero me probaron y así entré en la compañía. Y los acompañé en una pequeña gira por la Argentina, y después se presentó la oportunidad de ir a Lima.

"Yo había viajado ya a España tres veces, pero siempre con la familia. Ahora era distinto, y mis parientes pusieron el grito en el cielo: `Esa muchacha está loca. �Qué menos que loca tiene que estar? �Qué va a buscar fuera de su casa, donde no le falta nada? Ya volverá, ya volverá pidiendo que le manden el pasaje'. Y bueno, fuimos a Lima, nos fue divinamente; casi cuatro meses estuvimos trabajando allí. Después anduvimos por el norte de Perú, Ecuador, y así llegamos a Bogotá. Pero en Bogotá se desbarató la compañía.

"De manera que me encontré sola y ante la disyuntiva de elegir entre escribir a mi casa y pedir que sí, mándenme el pasaje; entre seguir siendo la hija de Alonso, o ser yo, Rosita, probar si tenía o no uñitas. Claro, tenía que aprender muchas cosas, del oficio y de la vida, que no es fácil a esa edad y en ese medio aprender a defenderse sola. Pero así empecé mi carrera profesional. Y el primer año en que volví, mi padre me miró y dijo: `Y cómo, �traes esa maleta nada más?'. `Sí, porque me voy a volver', tuve que confesarle".

Un repertorio incontable


Nunca tuvo el tiempo suficiente para computarlos, pero Rosita Alonso estima que son muchos más de 200 los títulos de obras teatrales en las que ha participado.

"Formé parte del grupo fundador del Teatro Popular, de Bogotá; trabajé en un número enorme de teleteatros; trabajé mucho, hasta su muerte con David Stivel, con quien hice telenovelas y un seriado sobre `Este domingo', de Donoso; desde el '74 y hasta el día de hoy trabajo con Manuel de Zavattini; participé en un delicioso musical sobre una versión de `Los funerales de la Mamá Grande', de García Márquez, y en tantísimas puestas de la Pasión (en general, en el papel de la Magdalena, pero alguna vez también de Virgen, y en una ocasión empezaron a vender estampitas con mi imagen)", comienza enumerando Rosita, y sigue recordando una interminable lista de obras teatrales, compañías, giras...

"La SeñoritaMargarita"


Recuerda especialmente el éxito que le procuró un unipersonal, "La señorita Margarita", del brasileño Roberto de Ataythe. Era una obra que tuvo una rápida difusión internacional y que se representaba en todo el mundo, con actrices como Glenda Jackson o Annie Girardot.

"Tuve la suerte de que vieran mi versión unos responsables del Theater Review de la Universidad de Kansas, que habían visto puestas de esta obra en todo el mundo, y eligieron mi versión para un simposio sobre el teatro latinoamericano, en Kansas. Y allá tuve que presentarme frente a la versión que hacía nada menos que el propio autor, con una puesta que se presentaba en Broadway, con la actuación de Esther Parson. Y bueno, en las representaciones y en los debates salí enormemente beneficiada, y me invitaron a hacer giras por varios sitios de los Estados Unidos".

Aquí interviene Indalecio Camacho, el esposo de Rosita, destacado escritor colombiano: "Y otro elogio que puede hacerse a Rosita es que apenas llega al portón de casa, deja al personaje y vuelve a ser ella, Rosita a secas".

Enrique M. Butti