Sucesos: SUCE-01

Sucesos


Prófugo agrede a testigo clave

El testigo en peligro achacó el acto de represalia a un prófugo de la Justicia, Leandro Escobar.

Secuestraron, golpearon y abandonaron en el camino de la costa al testigo clave del caso Drago. El grave suceso ocurrió anoche, en jurisdicción de Los Zapallos. El poblado, conocido por la Vuelta del Pirata, es el santuario del prófugo Leandro Escobar. También residía allí, hasta el momento de su detención, Oscar Cacho Sambucetti, recientemente procesado por el juez Giovannini. Sambucetti, ahora preso en Coronda, está sindicado como presunto autor material del crimen consumado en pleno centro de nuestra ciudad.

Alrededor de las 21 el comisario Rubén Oviedo recibió a los familiares de un joven vecino de la costa. Todos ellos estaban alarmados ante la posibilidad de que lo hubieran llevado por la fuerza y temían por su vida. El único vestigio que había quedado del muchacho era una zapatilla, hallada en la costa del arroyo Leyes. Sin embargo, algunos minutos más tarde, advirtieron que el desaparecido, confuso y maltrecho, regresaba por sus propios medios.

Entonces sí se tuvo la certeza de que había sido privado de la libertad y brutalmente golpeado por tres hombres que, a bordo de una furgoneta, le reprocharon el haber colaborado con la Justicia y le aconsejaron mantener la boca cerrada, de ahora en más.

La banda de Escobar

El testigo, al ser consultado respecto de los autores del hecho, señaló a su vecino Leandro Escobar y dos secuaces para él desconocidos. La novedad fue comunicada al juez de instrucción en turno, el doctor José Manuel García Porta, y acto seguido se iniciaron actuaciones por privación ilegítima de la libertad, coacción y lesiones contra el nombrado Escobar y quienes lo secundaron.

Es posible que estos sujetos no contaran con que la víctima los denunciaría ante la policía, porque se demoraron en la zona algunos minutos más. Ese tiempo hizo posible que el personal de la comisaría de Los Zapallos y otras dependencias del departamento Garay, como también de La Capital, salieran en persecución de los agresores. De hecho se montó un operativo de búsqueda a lo largo de la Ruta 1 y de la 168, que lleva a Paraná. Sin embargo, Escobar y los suyos lograrían eludir el cerco una vez más.

El testigo golpeado y amenazado de muerte vive a orillas del arroyo, en la vecindad de Escobar y Sambucetti. Se presume que éste es el mismo hombre que en sede judicial comprometió con sus dichos a quienes ya habían caído bajo sospecha en los primeros tramos de la investigación de la muerte de Raúl Cesar Drago.

Vanas precauciones

Precisamente una semana atrás el juez instructor Eduardo Giovannini dispuso el procesamiento de Sambucetti y requirió la captura de Escobar, como así también de una hija de éste, apellidada Bello, y de Carrasco, su compañero. Entonces fuentes judiciales deslizaron -aun cuando se sabe que las partes tienen acceso al expediente-, que el magistrado no deseaba que la resolución tomara estado público por temor a las represalias que pudiera sufrir uno de los declarantes en la causa.

No obstante estas precauciones no habría sido dispuesta custodia alguna para el testigo en peligro, de modo que quedó expuesto a la furia de Escobar y su banda.

Drago fue asesinado el 9 de febrero de este año en la esquina que forman las calles San Martín y Corrientes. En ese lugar, y cuando mayor era la afluencia de público en la zona céntrica, dos desconocidos que huyeron a bordo de una motocicleta de alta cilindrada lo acribillaron a balazos.

El empresario, que había librado dura batalla contra poderosos intereses mientras duró el proceso privatizador del Puerto Santa Fe, acababa de retirar una fuerte suma de dinero de una entidad bancaria. Luego, como la bolsa no fue tocada, acerca del móvil de crimen se tejieron las más diversas conjeturas.

No obstante, con el paso del tiempo, el bárbaro suceso se atribuyó a una banda delictiva especializada en asaltos de "salideras" y se tuvo en cuenta que Leandro Escobar, reputado como un experto en esta modalidad delictiva, frecuentaba la zona.

Detrás de los pasos de Escobar la policía allanó en Alto Verde la casa de su madre y encontró en ella una moto de características similares a la utilizada por los asesinos.

Más tarde, un testigo habría de reconocer un reloj hallado en el interior del auto de Drago, como aquel que usaba Sambucetti, y agregó, para más datos, que este individuo se había jactado de haber ultimado al profesional.

Escobar, Sambucetti y otros ya eran requeridos por la Justicia de tres provincias por la comisión de delitos contra la propiedad. En Corrientes, Santa Fe, y sobre todo en Entre Ríos, todos ellos eran buscados por resonantes asaltos en distintas entidades bancarias o sus alrededores. Ahora, años después, se vino a descubrir que parte del grupo hacía una vida apacible a orillas del río, en medio de un bucólico paisaje y a mitad de camino entre nuestra ciudad y la vecina capital entrerriana.

José Luis Pagés