Opinión: OPIN-01

Opinión


Nuevas denuncias sobre el
sistema de ambulancias

La deteriorada situación social que atraviesa Santa Fe -similar a la que se plantea en el resto del país- hace que decenas de miles de personas dependan exclusivamente de los servicios de salud que presta el Estado. A esto se suma otro sector de la población que, aun contando con cobertura médico-social, utiliza estos servicios públicos.

Esa situación incide directamente sobre hospitales, dispensarios y sistemas de emergencia como, por ejemplo, las ambulancias del Servicio 107.

Dichos móviles cumplen -o deberían cumplir- una función primordial frente a las emergencias. No sólo porque son la única cobertura para quienes no se encuentran adheridos a sistemas privados, sino porque ante un accidente callejero se recurre a ellos casi sin excepción.

Sin embargo, este sistema parece estar en crisis. Hace tiempo que las críticas hacia el 107 arrecian por distintos motivos: la ineficiente distribución de los móviles en la ciudad, el escaso equipamiento de las ambulancias, la falta de médicos en las unidades o en una base que sirva de apoyo a los enfermeros, y la llamativa cantidad de accidentes en que se ven involucrados estos vehículos.

En las últimas semanas las denuncias se agravaron. Se dijo que un móvil fue encontrado en una cancha de fútbol mientras debía estar apostado en otro punto de la ciudad, que algunos enfermeros usan las ambulancias para cuestiones personales y que se utilizó la base que se encuentra junto al hospital Cullen para fines que nada tienen que ver con la función de asistir emergencias.

Cuando se habla del sistema de salud provincial, se suele hacer referencia casi exclusivamente al funcionamiento de hospitales y dispensarios. Pocas veces se tienen en cuenta estas ambulancias que son, en definitiva, ante las emergencias, el primer eslabón en una cadena que apunta a salvar la vida de los pacientes.

Se sabe que, ante un accidente, los primeros minutos son cruciales. Entonces, la falta de médicos o la utilización de móviles para fines personales son problemas que afectan gravemente las posibilidades de sobrevivir del accidentado en esta ciudad.

¿De qué servirá, entonces, tener las mejores instalaciones hospitalarias, dotadas con los más modernos adelantos, si el paciente pierde sus pocas posibilidades de vida debido a las falencias en el servicio de ambulancias?

Quienes conocen de cerca el problema aseguran que éste no es nuevo y que las autoridades provinciales lo saben desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años no se produjeron grandes cambios para mejorar el servicio.

Estas graves denuncias, que se suman a las viejas críticas, deberán movilizar a los responsables de poner en funcionamiento una verdadera política sanitaria en la provincia.

De no ser así, Santa Fe continuará encabezando los dramáticos registros de muertes por accidentes a nivel nacional y la gente seguirá con la sensación de que el dinero de sus impuestos se termina diluyendo en vericuetos burocráticos, sin que las decisiones que se toman representen verdaderas mejoras en la vida cotidiana.