Persona y Sociedad: PER-01

Los adolescentes y su vida nocturna

Mercedes Pardo. 

Qué hacen, adónde van, qué consumen, a qué hora salen y regresan a sus hogares, qué opinan. El Instituto de Estudios Sociales de La Casa del Sur abordó la temática.


El Instituto de Estudios Sociales de La Casa del Sur abordó el tema "Los adolescentes y su vida nocturna" a través de una encuesta realizada en diferentes ámbitos de nuestra ciudad en horario nocturno y durante el fin de semana, donde se tomaron como parámetros diferenciadores sobre los encuestados, tres escalas de edades comprendidas entre los 12 y 15 años, 16 y 18 años, y 19 y 21 años.

Fueron 140 los casos estudiados, y los puntos de muestreo se fijaron en bulevar Gálvez y Rivadavia, Recoleta, Costanera Este, Vieja Costanera, Av. Aristóbulo del Valle y las áreas aledañas a estos lugares.

Los objetivos que se propusieron fueron determinar los hábitos generales de los jóvenes que concurren a estas áreas específicas de esparcimiento, delimitando de esta manera el alcance del estudio.

¿A dónde van?


Casi el 80% de los jóvenes encuestados concurre a boliches bailables. De éstos, un 42,8 % lo hacen con exclusividad, mientras que el 36,2 % restante también opta por bares y pubs.

En un corte por edades de los encuestados, los jóvenes comprendidos en la franja que va de los 12 a los 15 años asisten a boliches bailables en un 60 %, los de 16 a 18 años lo hacen en un 85 %, mientras que los más grandes lo hacen en más de un 96 %.

El informe destaca que un gran número de encuestados concurre previamente a otro lugar como pubs y bares y principalmente la franja de 19 a 21 años, en un 62,1 %.

También hay una cantidad que prefieren otras opciones como ir a casa de amigos, kioscos, bares y salas de videojuegos. Esta última opción se registró en la franja de 12 a 15, en un 1.4%.

Horarios


Los horarios de salida están directamente relacionados con la edad, no así el horario de regreso, señala el informe.

La mayoría (85,1%) de los adolescentes entre 12 y 15 años sale antes de las 24, de los cuales incluso la mitad lo hace entre las 20 y 22. Éstos prefieren volver entre las 2 y 6 de la mañana, aunque hay un 30% que regresa después de las 6.

En la franja de 16 a 18 años, más del 50 % de los encuestados prefiere salir entre las 22 y 24, y un 25 % entre las 24 y las 2. En cuanto al regreso, más del 50 % lo hace después de las 6.

Por su parte los jóvenes de 19 a 21 años, en su mayoría salen entre las 22 y las 24, aunque también hay un grupo que sale después de las 2. Y en cuanto al regreso, más del 70 % lo hace después de las 6.

La hora de regreso es elegida por razones de seguridad, dice el estudio. En general, parece identificarse por los encuestados, el horario de 2 a 6 como el más peligroso y menos aconsejable.

Consumo de bebidas


Si bien la mayoría de los consultados en su casa bebe agua, gaseosa o jugo, cuando sale la realidad cambia: más del 66% consume bebidas alcohólicas.

Ante la pregunta de si les es fácil acceder a bebidas alcohólicas, casi el 80 % contestó afirmativamente; mientras que el porcentaje restante dijo que no.

Un 51 % de los que contestaron la pregunta anterior opinan que está bien acceder fácilmente a éstas, mientras que un 41 % piensa que está mal, y un 8 % opina de este tema en forma indiferente.

El mayor consumo de alcohol se da en la franja de entre 16 a 18 años, aunque este índice también es importante en los menores de esa edad (de 12 a 15 años) el que es de 52,7 %.

La mayoría opina que la decisión de comprar bebidas alcohólicas antes de ingresar a los boliches o bares se da porque es más barato, otros afirman que lo hacen para hacer tiempo antes de ir a bailar, y otros lo justifican porque en los boliches y bares no les venden.

La bebida alcohólica preferida por los jóvenes es la cerveza.

Violencia y alcohol


El estudio da a conocer también la opinión sobre si existe una vinculación directa entre el alcohol y situaciones de violencia. La respuesta fue ampliamente afirmativa, pero cabe destacar que muchos consultados sostuvieron que ésta no es una causa única sino que se conjuga con otros factores como las drogas, factor más difícil de estimar, pero no menos en importancia fenomenológica.