Opinión: OPIN-01

Aftosa: experiencias de una grave crisis


El tema aftosa sigue planteando en nuestra provincia, como en gran parte del país, un interrogante muy amplio sobre lo que efectivamente sucederá con los mercados y, consecuentemente, con la industria frigorífica dependiente de esta situación.

En los últimos días, y de visita en la provincia, el titular del Senasa, Bernardo Cané, dejó planteado un nuevo escenario para resolver el problema, y una meta: 2004. Ese sería el año en el que, siguiendo con las correcciones que comenzaron a implementarse, la Argentina podría recuperar el status de país libre de aftosa sin vacunación. Como sostuvo el funcionario, primero hay que hacer las cosas bien. Y ello significa ordenar con seriedad las cadenas de ganados y carnes y la documentación correspondiente, para evitar que se mantenga vivo el espíritu de los que se esfuerzan para contrabandear ganado y llevan la enfermedad de un lugar a otro.

También, en esa propuesta, debe haber conciencia de la responsabilidad de cada una de las partes, porque si, como se sabe, el gobierno aplicó mal el remedio, que resultó incluso peor que la enfermedad, también hubo desde el sector privado un cúmulo de culpas del que nadie se quiere hacer cargo, pero que existe.

Cané, de vuelta por el Senasa, insistió en sostener que para recuperar los mercados hay que trabajar muy bien y mucho tiempo, porque no será fácil convencer a nuestros compradores de que esta vez no desvirtuamos las cosas, de que estamos intentando recuperar su confianza. Pero antes de ir a decirlo, hay que mostrarlo. Por eso, la segunda etapa de la campaña de vacunación estará en marcha en este mes y, cumplido ese trámite, se podrá pensar en que ha llegado el momento de transitar el principio del fin de este drama que, por ejemplo, en el caso de los santafesinos, ha ocasionado un perjuicio económico superior a los 750 millones de dólares.

En estos días los verificadores de la Unión Europea llegaron a América del Sur. Comenzaron por Uruguay, para saber cómo es hoy la situación de nuestros vecinos. En sí, ese viaje constituye una señal, para un país que ha sido valorado por la seriedad de su trabajo en el tema.

Lo que queda por delante es cada vez mejor si se tiene en cuenta que en todos los sectores hay un claro convencimiento de que los gobiernos provinciales y los productores defenderán reglas de juego claras. Pero más importante aún es que hay una autoridad creíble al frente de la situación, razón por la cual, más allá de las presiones de algunas entidades, cuando adopte una decisión, ésta deberá ser respetada. "Hay que comprender que cuando se dice no, es no", fue la frase empleada por Cané ante los productores, cuando se insistía en que se flexibilizaría la norma que impide la presencia de animales en las exposiciones rurales.

Lo grave es que las dificultades se mantienen en el rubro exportador de carnes, lo que por el tiempo transcurrido coloca a las industrias, a los productores y a los trabajadores en una posición casi límite, a tal punto que Friar, por ejemplo, iniciará una demanda al Estado nacional por daños y perjuicios.

Toda la cadena de producción, que se inicia con el productor ganadero, está imposibilitada de trabajar, extendiendo las complicaciones a toda la cadena de pago, con situaciones sociales muy críticas. Ese precio, muy alto para nuestra economía regional, sólo estará bien pago si definitivamente transformamos conductas, procederes y decisiones. Como se sabe, de toda crisis se extraen conclusiones y buenas experiencias.