Pantallas y Escenarios: PAN-01

Conmovedor cambalache entre
amor fantasía y ciencia ficción


Del mundo frío y racional de Stanley Kubrick, quien acarició este proyecto largos años, al cálido y a veces ingenuo mundo de Steven Spielberg, hay una zona de candidez y pudor que le son comunes. Heredero de esta idea, Spielberg elaboró su propio guión en el que caben todos los desperdicios dramáticos y toda la chatarra fantacientífica del cine de los últimos años. En un camino de ida y vuelta, logra hacer equilibrio entre vicios y virtudes para ubicarse justo en el cruce de caminos de la racionalidad y el sentimiento.

En un filme en que todo comienza en el mar, que con su "eternidad" a inundado varias ciudades, entre ellas la mítica Nueva York, vamos a trasladarnos a un futuro mediato, en el que los Mecas (robots dotados de inteligencia artificial), son una suerte de sirvientes que conviven con "los de verdad", hasta que son destruidos en una "fiesta de carne", en la que maltrechos y desvencijados comentan su suerte, piden clemencia y alimentan ese juego mortífero con que los humanos se divierten.

Pero antes, un tal profesor Hobby, habrá lanzado el gran desafío: crear un Meca capaz de amar en forma irrenunciable si se lo ha programado bien. Y alguien hará otra pregunta tan terrible como esperada: ¿podrá ser correspondido de la misma manera por nosotros? El Meca llega a la casa de un matrimonio cuyo hijo Martin está al borde de la muerte. Ha sido creado solo para estos casos límites y con el nombre de David irrumpe en la vida de Mónica y Henry, a los que les cuesta adaptarse a la nueva situación.

Tanto les cuesta, que cuando Martin regresa de un coma profundo y vuelve al hogar, abandonan al indefenso David en medio del complejo que lo había creado. Deambulando junto a Teddy, un superjuguete que encontró en la casa y que razona con una objetividad propia de una máquina, encuentra a Gigoló Joe, otro Meca diseñado para satisfacer sexualmente a las mujeres. Los tres caen es esas "fiestas de carne", para ser triturados. Pero David ama y eso le dará fuerzas para seguir buscando a mamá Mónica.

Desde la memorable "Blade Runner" el cine no había entregado una obra de fantaciencia tan profunda, noble y conmovedora. Basta aceptar las reglas del juego del género para asistir a un debate filosófico sobre la vida y el amor y las consecuencias de su falta. Spielberg lo hace en el terreno llano de los sentimientos más leves, pero que a la vez se agigantan a las emociones más fuertes, que llegan tarde en el filme, que consagra toda su primera parte a plantear sus hipótesis.

Pero en su resolución, caben las preguntas más horrendas, que hace a nosotros los humanos y no a los Mecas que aparecen como víctimas totales. Sin llegar al escepticismo de otras obras (y sin duda la que hubiera hecho Kubrick, a quien está dedicado el filme), Spielberg se permite la osadía de imaginar un mundo de Mecas en donde prive cierto orden de bondad. De la tristeza sin par que arroja la estupenda escena en que David es abandonado, hasta su azaroso reencuentro con su única verdad-madre, prima la fuerza de la vida y el valor infinito de un día y su luz.

Cabe preguntarse acerca de ese valor del día que nos ha sido dado, de cómo emplearlo y mucho más de cómo gozarlo. En su ingenuidad sin par, Spielberg pone el acento en ese goce de acceder al amor, aunque todo parezca que está fuera de época. Por eso, su filme es tan simple, encantador y concreto. Rescata no sólo esos placeres tan elementales como olvidados, sino también la aceptación de la vida como simple intervalo de una eternidad inviolable. En eso está también la aceptación de la muerte, de los sueños eternos.

"Inteligencia artificial"


("A. I. Artificial intelligence", Estados Unidos, 2001); Dirección: Steven Spielberg; guión: S. Spielberg, basado en los cuentos "En una historia" de Ian Watson y "En un cuento" de Brian Aldiss; fotografía Janusz Kaminski; música: John Williams; montaje: Michael Kahn; Intérpretes: Haley Joel Osment, Jude Law, Sam Robards, Frances O'Connor, William Hurt y Brendan Gleeson; duración: 142m. Presentada por Warner Bros en Cinemark 9.

Juan Carlos Arch