Opinión: OPIN-05

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El trópico y el deseo


Laura Restrepo (Bogotá, 1950) cuenta entre sus obras: Historia de un entusiasmo (1986); La isla de la pasión (1989) y El leopardo al sol (1993) traducidas a varios idiomas. En 1995 publicó Dulce compañía, galardonada con los premios Sor Juana Inés de la Cruz y el premio de la crítica francesa Prix Frances Culture. Es coautora de Once ensayos sobre la violencia; Operación Príncipe; Otros niños; En qué momento se jodió Medellín y Del amor y del fuego. Escribió para niños Las vacas comen espaguetis.

En su novela La novia oscura, editada por Norma, se habla de La Catunga, un barrio de mujeres instalado en el trópico, en medio de bombitas de colores, que era visitado por los hombres en sus días de paga. Éstos lo visitaban ansiosos por obtener el placer soñado para su buenaventuranza terrenal. Esas escapadas a las dulzuras de la dicha, sostenían y justificaban el peso del trabajo para la Tropical Oil en condiciones infrahumanas.

Todas eran mujeres que simbolizaban el submundo del petróleo, configurando el amor de café como la única vía posible del amor. La mejor plaza para ese mercado era una invitación permanente para las desilusionadas que necesitaban apostar a la vida y a la fortuna. Tarifas, códigos, idiomas, lecciones, costumbres, iban conformando esa mixtura en la que hombres de variado talento y plumaje aterrizaban para probar: "Nada como el vicio del dulce amor para matar nostalgias y desabrigos con besos a la orilla del río, entre tragos de champaña o ron, con palabritas al oído que tal vez fueran en italiano, tal vez en portugués, casi siempre en lengua de trapo".

Ni los franciscanos infundiendo terror por el pecado de la carne y la desconfianza visceral a las mujeres habían podido frenar la creciente oferta en la zona. Sacramento, un pobre huérfano bastardo, fue atendido y criado por estas mujeres, todas proclives a la venta de sus cuerpos pero de gran espíritu maternal: "Bendito Sacramento, que tuvo una infancia dura, cuando los demás ni tuvimos infancia ni supimos qué era eso".

La mezcla de santos, de rituales y de viejas costumbres religiosas alternaban con las supersticiones de la región para la crianza de la mujer como destino de placer. Entre ellas, Sayonara, quien había sido preparada para el debut profesional en una tarde de crepúsculo, cayendo en turbias ceremonias de rutina en un transcurrir sin contrastes, hasta la llegada del Payanés con el consecuente cambio de rumbo.

Descarnada y bella al mismo tiempo, La novia oscura refleja sin titubeos el mercado de la prostitución, el aprendizaje de la paga para el placer, la complicidad y las exigencias del gobierno para este tipo de trabajo, las penurias, los rituales de iniciación y las ceremonias según las jerarquías, que sin tapujos se detallan y contrastan en medio de un paisaje casi salvaje, mientras se describen las emociones más dispares entre hombres y mujeres que intentan aferrarse al placer, como vía de escape a las penurias de su existencia.

Las contradicciones se suceden y se invierten los roles en estos juegos que esconden un alto grado de perversión, siendo al mismo tiempo, el referente inmediato de un país subsumido en la miseria. Junto con las historias que se describen y analizan, adquiere fuerza de relieve la violencia que subyace en esa sociedad enferma.

De lectura ágil, dinámica y llevadera, nos interna en el dolor y el sufrimiento del abandono, para salir reconfortados por la entereza de las emociones de estas mujeres tan bien diseñadas, que aprenden a enfrentar los infortunios hasta desquitarse y sobreponerse. Por momentos ácida, tierna, jocosa o chispeante, se resume en una síntesis tragicómica, que pone al descubierto el arte de la seducción junto con la movilidad incontrolable del deseo como pasaporte a la vida.

María Luisa Miretti