Alrededor de las 22 horas de anoche quedó a oscuras el puente Colgante, lo que -por la natural atención que provoca la obra recientemente recuperada- sorprendió a quienes pasaron por allí.

Un problema eléctrico provocó la salida de servicio de las luminarias, tanto las que destacan la figura de sus antenas, como las columnas de alumbrado para la calzada vehicular y las veredas.

Aparentemente, falló el dispositivo que enciende las luminarias, por un mal contacto que afectó las células fotoeléctricas que reaccionan cuando termina la luz solar.

El titular de la gerencia de la obra, ingeniero Alejandro Vega, explicó ante una consulta de este medio que es sólo provisorio un cable que pende del acueducto (ahora sólo de adorno) en el costado norte del puente. Obviamente, ese conductor eléctrico no luce y hay santafesinos que no se pierden detalle del puente: notaron su presencia y alertaron a El Litoral, temiendo que forme parte de las instalaciones definitivas del Colgante.

En realidad, el cable alimenta una de las embarcaciones que aún están en el lugar de las obras, ahora instalando las "polleras" de las pilas, es decir, las piezas de hormigón que darán a los apoyos de las antenas su tradicional forma ovoide.

Por otra parte, Vega aclaró que el área a su cargo nunca se opuso a un eventual retiro momentáneo de la antena vieja, que sobrevivió a la caída de 1983, para luego volver a montarla, una vez hecho un nuevo cabezal.

Aclaró que fue criterio de la Comisión de Defensa del Patrimonio que no se elimine el viejo cabezal del lado oeste (Santa Fe), por lo que no se recurrió a llevar a la costa la vieja antena de 110 toneladas (bastante más pesada que la nueva).

Vega fue quien dirigió los trabajos de extracción de buena parte del Colgante, en 1985, cuando se quitó la mayor parte de la antena colapsada (hubo una de sus patas que no se recuperó) y del tablero. Recordó que por entonces sí opinó que no debía quitarse lo que quedó del puente (la antena vieja, del lado oeste) como una forma de alentar la reconstrucción.