Opinión: OPIN-03 Los genéricos bajarían al menos un 40% los precios
Por Silvia Yulis (Télam)


El coordinador de Evaluación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología, Martín Seoane, aseguró que la aplicación de la ley que obliga a prescribir remedios por el nombre de su droga genérica permitirá una reducción de alrededor del 40 por ciento en los precios de venta.

Seoane, afirmó en una entrevista con Télam, que la medida se tomó "porque el costo de los medicamentos era insoportable" y evaluó que el enojo de las cámaras que nuclean a los laboratorios nacionales y extranjeros se debe "al volumen de ventas que manejaban", que estimó en alrededor de 4 mil millones de dólares por año.

La ley, sostuvo, "establece la posibilidad de que los 2.500 medicamentos que hay en nuestro país bajo control, puedan venderse más baratos, con la seguridad de que ni el farmaceútico ni la obra social, ni el director del hospital lo rechacen".

-¿Por qué hay tanta presión sobre la prescripción de medicamentos por su nombre genérico?

-El tema es complejo, en la realidad, los médicos y la gente confundieron la ley que establece la venta de remedios por su nombre genérico con una ley de medicamentos genéricos que todavía no hay. En el mundo, el medicamento genérico es un medicamento copiado de un laboratorio que lo inventó y que gastó mucho, pero que dejó pasar 20 años para permitir la fabricación a laboratorios más pequeños, sin pago de patente, trayendo la droga y vendiéndolo a menos de la mitad, como ocurre en los Estados Unidos. Acá no hay genéricos todavía, aunque estamos en el camino, por ahora hay similares o copias.

-¿Qué es lo que provocó la confusión?

-La ley establece que los médicos pueden recetar si quieren por la marca, pero siempre tienen que poner la denominación común internacional, DCI, que en nuestro país se conoce como nombre genérico, lo que ha traído esta confusión.

-¿Faltó una campaña explicativa al sancionar la ley?

-Esto tiene que ir acompañado de una buena campaña de educación popular sanitaria, que se está haciendo. Así, el paciente podrá pedirle al farmaceútico el medicamento más barato. En este caso, el profesional debe hacerse cargo de la venta del producto más barato poniendo su firma en la receta.

Para que todos los medicamentos tengan el descuento que otorga la obra social, el Ministerio de Salud está redactando un decreto reglamentario en el que se le va a decir a la obra social que si el remedio está legalmente sustituido en función de la ley de medicamentos, tiene que tener la misma cobertura. Las obras sociales están obligadas a cumplirlo, porque las leyes están para cumplirlas, aunque los argentinos creamos que no.

-Esto quiere decir que a partir del decreto, ¿los pacientes podrán acceder al medicamento más barato aunque no figure la marca comercial en la receta?

-Exactamente, salvo que la persona acepte que su médico le sugiera un medicamento de su absoluta confianza y que pueda pagarlo.

-La aplicación de la ley ¿permitió que bajaran de precio las marcas líderes y subieran las menos conocidas?

-Todavía no pasó el tiempo suficiente como para evaluar esto. Para conocer el impacto de esta ley habrá que esperar hasta marzo por lo menos. De todos modos, estimo que los precios bajarán alrededor de un 40 por ciento.

-¿Por qué un medicamento puede no ser eficiente o de confianza de los médicos si está aprobado legalmente?

-Bueno, la garantía de cómo se fábrica la otorga el Instituto del Medicamento, en teoría no tendría que haber diferencias. En cuanto a las normas de calidad, puede haber gente muy celosa de cómo se está fabricando y otra menos. Esto ocurre en todas partes. En Estados Unidos por ejemplo, el organismo similar a la Anmat acaba de multar a dos laboratorios fenomenales porque sus plantas de fabricación, una en Nueva Jersey y otra en Puerto Rico, no cumplían las normas.

Lo que puede ocurrir es que el médico o la institución decida comprar el medicamento, aunque no sea el más barato porque le merece respeto el fabricante. En teoría, todos los medicamentos deben cumplir las normas de calidad.

-¿Los farmaceúticos se resisten a la venta de genéricos?

-No creo. Los que están muy enojadas son las cámaras de fabricantes. Aunque es cierto que la ley salió medio dura para los farmaceúticos, porque ellos tienen que hacerse responsables del medicamento que cambiaron. En los que se venden bajo receta se tiene que respetar la prescripción del médico, a menos que el farmacéutico firme al dorso y se responsabilice.

-¿Es correcta la apelación que hace una publicidad que se emite por estos días, en la que se dice que no hay dos medicamentos iguales?

-Yo me permito decir que no. Que con los medicamentos que en la Argentina son legales, el efecto terapéutico va a ser el mismo, sin perjuicio de que los médicos no retengan los nombres de 2.500 medicamentos que existen en el país. La buena competencia comercial de los laboratorios va a seguir.

Estoy de acuerdo en que no hay dos médicos iguales, pero hay medicamentos similares en la Argentina, que está absolutamente demostrado que son iguales, con igual calidad de fabricación y eficacia. Con esta ley se introdujo un elemento fantástico para el usuario, porque los laboratorios han comenzado a bajar los precios.

-¿Cuál es el criterio que utiliza el médico para prescribir una determinada medicina?

-En principio, salvo los médicos que hacemos salud pública, el resto de los profesionales no tienen ni idea de los precios. En general, se receta un medicamento por prestigio, porque los laboratorios ofrecen trabajos de investigación o pagan la inscripción a un congreso serio y los profesionales lo tienen muy presente.

-¿Todos los medicamentos son intercambiables?

-No. Hay un pequeño grupo de medicamentos, alrededor de 20, entre los que se encuentran los biológicos como las insulinas, los que se administran a trasplantados y las vacunas que no se pueden cambiar. En estos casos el Estado compra las vacunas de acuerdo a la secuencia correspondiente.

-¿También los medicamentos contra el sida?

-Bueno, aquí hay una gran discusión, pero los fabricantes nacionales están obligados a hacer las pruebas de bioequivalencia, que ya empezaron a realizar. Aquí hubo una gran presión de los pacientes que reclamaban las fórmulas originales.

-¿Los laboratorios presionan a los médicos?

-Sí, y muchas veces con armas legales como llevar al consultorio de los médicos montones de bibliografías de trabajos internacionales realizadas por la casa matriz. Es una forma de presión científica, intelectual, que al mismo tiempo es una presión de venta y ahora agregan la rebaja de precios.