Cultura: CULT-05 Cuatro poemas de Alicia Gurdulich

La ventana


Abrir las celosías

de esa ventana cruel

no azotarse contra las rejas

ya nunca más

y volar

dejando atrás los transeúntes

las velas

las máscaras

las pérdidas

Abrir la ventana muerta

Ahí la última ilusión

se esfuma

y se pierde

sin ensagrentarse el cuerpo

volátil

cruzar el camino

arar los campos

volar a la infinidad.

Los cronopios de Julio


Los cronopios de Julio

a veces me asaltan,

me invaden,

los espanto con sillas y trapos

pero al fin quedan junto a mí.

Convivimos ellos y yo

en un mundo fantástico:

donde la música de John

donde los cigarrillos se consumen con rapidez

mientras bailamos,

a veces,

el bolero de Ravel.

Uno, dos, tantos cronopios brillantes

pequeñitos:

los tengo en mis manos;

locamente corremos por el arenal.

Duermen conmigo tapados con periódicos viejos,

soñamos juntos

mientras volamos tras un barrilete.

Los cronopios de Julio y yo

somos uno,

los amo, los apretó con mis dedos,

y con risas locas

vivimos lejos de este mundo:

allá en las alturas

allá en los mares

aquí en este planeta.

Las voces


Al oír las voces que llaman,

Recorro con mi mirada

Las paredes de la casa.

Sólo los fantasmas aparecen,

Desdibujados quizás,

Entre la humedad.

Quiero tomarlos en mis manos,

Ver sus rostros destrozados

Pero sólo aparecen formas irreales,

Dejan sus nombres con sangre

Mientras desvarío

Entre el humo del cigarrillo

Y los pensamientos ocultos

Allá

En la tenebrosidad de la mente.

Tomadas de la mano


La soledad y la muerte

Unas y otras se acercan

Se murmuran palabras

La soledad esa esta aquella

La mía

Es como el cosmos

Gigante abrillantado con olores inciertos

Calor, frío y sed

Como una calesita gira el alma

Tal cual un payaso bailotea la mente

Entre miedos

Fantasmas

Figuras negras y flores albas

Busco el fin y no lo encuentro

Disfrazada de la Maga

Tiro semillas al aire y canto con las cigarras.