Educación: EDUC-01

Más de 120 millones de chicos no van a la escuela

Según un documento de Unicef, las mujeres son las más perjudicadas. No existe equidad de géneros. Beneficios económicos de la inversión en educación. Abierta crítica a EE.UU.


Más de 120 millones de niños no asisten a clase, de los cuales las mujeres son las más perjudicadas dado que suman más de 65 millones las que no reciben instrucción, según denunció Unicef en el documento Estado mundial de la infancia 2004.

"Millones de niñas nunca acuden a la escuela, muchos millones más nunca terminan su educación y una cantidad todavía mayor, no recibirá nunca la educación de calidad a la que tiene derecho", afirmó el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, autor del prólogo de la publicación.

Annan detalló que las niñas que no asisten a clase están marginadas, "menos sanas de lo que podrían estar, menos capacitadas, con menos posibilidades en sus vidas y menos esperanzas para el futuro. Cuando se conviertan en mujeres, estarán mal preparadas para participar plenamente en el desarrollo político, social y económico de sus comunidades -continuó el secretario general-; ellas y sus hijos, corren mayores riesgos de sufrir las consecuencias de la pobreza, del HIV/Sida, de la explotación sexual, de la violencia y del maltrato".

Herramienta poderosa


Si bien la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño consagra una educación de calidad sin distinción de sexo, el Estado mundial 2004 enfatiza la necesidad de las niñas y reivindica el principio de equidad de géneros porque, a pesar de los pactos internacionales, las mujeres aún tienen las tasas más bajas de matriculación en la escuela primaria.

A nivel mundial, esta diferencia entre mujeres y varones se traduce en 5 millones menos de niñas que asisten a la escuela. En el Africa subsahariana, donde la problemática se agudiza, sólo el 57% de las niñas está escolarizada frente al 62% de los varones, una cifra muy por debajo de la media mundial que ronda el 80% entre los dos sexos.

En una clara alusión a los países del tercer mundo, Unicef advierte que la educación de las niñas no sólo es un derecho de la infancia y una obligación moral y jurídica de los Estados miembro de la ONU que firmaron la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, sino que, además, enfatiza los beneficios económicos que acompañan esta inversión, herramienta excluyente para el desarrollo de los pueblos.

"Ninguna otra política tiene tantas posibilidades de aumentar la productividad económica, reducir la mortalidad de los recién nacidos y la mortalidad derivada de la maternidad, mejorar la nutrición y promover la salud, e incluso, contribuir a evitar la propagación del HIV/ Sida", opinó Annan. Y así lo confirma el informe, que entre otras cosas, señala que las niñas escolarizadas tienen más posibilidades de recibir educación sexual y que la jornada escolar las protege de caer con facilidad en las redes del trabajo infantil, desde las tareas domésticas en casas ajenas -muy frecuentes entre los sectores más humildes- hasta sus peores formas, como la prostitución.

Llamado de atención


En la misma línea, los técnicos de Unicef advierten que las niñas instruidas serán, en el futuro, mamás más preparadas para encarar la crianza de sus hijos en materia de alimentación y salud: cada año de educación de la madre reduce la tasa de mortalidad de menores de cinco años entre un 5% y un 10%.

Por último, el informe Estado mundial 2004 llama a los países desarrollados a cumplir con los compromisos asumidos -destinar, al menos, el 0.7 por ciento de su PBI a la asistencia y un 0.15 a los países menos adelantados- y pide un aumento en la financiación internacional para la educación, con la asignación de un 10% de la asistencia oficial a la educación básica.

"Después de los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001, la lucha contra el terrorismo ha acaparado las primeras páginas y titulares de las noticias de todo el mundo, y ha absorbido recursos que podrían haber sido utilizados para contribuir al desarrollo de la humanidad", concluye, en abierta crítica a la administración actual de los Estados Unidos, único país que no adhirió a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.

Tecnología para todos


La directora ejecutiva de Unicef, Carol Bellamy, abogó en favor de que las tecnologías de la información y la comunicación beneficien a todos, especialmente a los niños y niñas. "No es cuestión de ponerse delante del tren de la tecnología o de verlo pasar, sino que tenemos que estar seguros de que todo el mundo esté a bordo", dijo.

Coincidiendo con la presentación del informe Estado mundial de la infancia 2004 en la cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, Bellamy subrayó la necesidad de invertir en educación y en evitar las diferencias, especialmente entre niños y niñas.

Subrayó asimismo que la enseñanza puede ser respaldada por la tecnología en cuestiones como la educación a distancia, pero que se trata sólo de un complemento, puesto que es indispensable el contacto humano.

Bellamy insistió en que "los gobiernos deben garantizar que los niños no sean excluidos" de las nuevas tecnologías de futuro, pero sin embargo recordó que los niños y niñas "no necesitan las últimas tecnologías", sino más bien "estar seguros de que hay una verdadera igualdad de oportunidades".

En relación con Latinoamérica y el Caribe, la máxima responsable de Unicef enfatizó que "los Estados tienen que entender que tener una parte de la población, la más marginada, sin educación, es un factor que contribuye a frenar el desarrollo y el crecimiento".

Apuntó que la pobreza afecta también a muchos niños y niñas de EE.UU., aunque la respuesta a ese fenómeno es diferente de la que necesitan las comunidades indígenas, las poblaciones autóctonas o las de zonas aisladas de países como Bolivia, Ecuador o Guatemala.