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Relatos de viajeros: Descubriendo Colón

La belleza del Río Uruguay, los parques y circuitos de aventura, el calor de sus termas y la amabilidad de su gente, hacen de Colón un destino ideal para tomarse unos días de descanso o diversión. Colón está lleno de historias, vida y aventura.


Con su boleto en la mano y la certeza de que pocas sensaciones se comparan a la vibración de las ruedas llevándonos por nuevos caminos, el viajero observa el cartel que señala su destino: Colón. Y al llegar a esas tierras descubre por qué los inmigrantes las llamaron así: "llegar es como descubrir América", habían justificado los pioneros.

El día se abre con la magia de las aves que desgarran en su canto la premura de la mañana. En la calles céntricas, las plazas y los comercios se escucha un mismo eco: es la majestuosidad del Río Uruguay que seduce con su sonido de paz al viajero.

In natura veritas


Desde la Costanera, frente al Hotel Internacional Quirinale, parten las excursiones Ita I Corá, que recorren por agua y tierra las maravillas de Colón y sus islas cercanas. Charly Adamson cita la reconocida frase en griego y, a través de sus conocimientos y experiencias, logra transmitirla: "En la naturaleza está la verdad".

Antes de bajar del gomón que transporta a los viajeros a las islas y bancos de arenas, se pueden apreciar los fósiles de barcos de distintas épocas. "Esto es una pieza de museo. Es una draga a vapor de principios de siglo, construida en Alemania en 1908, llegó acá en la década del 30 para dragar y mantener navegable el río Uruguay.", explica Charly Adamson.

Las islas del Río Uruguay próximas a Colón, se encuentran totalmente deshabitadas porque son inundables. Por eso, permanecen intactas, en el mismo estado natural en que las habitaron los indios guaraníes.

La vegetación que cubre las islas se denomina "Selva en Galería". Las copas de los árboles se tocan y crean debajo un microclima que guarda la humedad durante las épocas de sequía y en el invierno, protege a las plantas de las heladas.

Mientras se la recorre pueden ir saboreándose las moras que se desprenden de los árboles para aferrarse a nuestras manos. Charly Adamson sigue contando historias y anécdotas de cada especie. "Esta es la Uña de Gato que los guaraníes llamaban Ñapindá, por `Añá': diablo y `pindá' : anzuelo...`Anzuelo del diablo'...como siempre, los guaraníes poniendo nombres muy certeros a las cosas. Este es Sangre de Drago, la savia de este árbol es un excelente cicatrizante, los guaraníes la usaban para curar su heridas.".

La densa vegetación protege muchas especies de fauna también. Como guazunchos, gato montés, osito lavador, martín pescador y tero real, entre tantos otros. El gomón sigue su viaje para transportarnos a "La isla de las ánimas", un majestuoso banco de arena que encierra mitos e historias.

La prioridad de Ita I Corá es preservar el ecosistema conformado por el río. Por este motivo, hace ya unos años que comenzó el proyecto de la creación de un parque binacional -ya que el Río Uruguay es el límite entre Argentina y Uruguay- próximo a concretarse.

7 años de termas


Otro de los atractivos de Colón es sus aguas termales. Por cumplirse 7 años del alumbramiento termal, se organizó un desfile que convocó a todos los habitantes. Es una noche fresca, pero no falta nadie, porque se conmemoran 7 años de un suceso que trajo más turismo y crecimiento a Colón. En una pantalla se proyectan las imágenes de los habitantes festejando bajo los primeros chorros que escalaron desde las profundidades de la tierra con su calor y magia. Hoy, 7 años después, el Complejo Termal Carlos René Evequoz es el elemento que permite a Colón mantener constante el afluente turístico durante todo el año. Durante todo el día, se ven hombres, mujeres y familias enteras disfrutando en las 10 piletas del complejo las propiedades del agua termal: bañarse en ella es un poderoso paliativo contra el agotamiento nervioso y psíquico, los dolores, las contracturas y puede ser usada para combatir afecciones respiratorias y rehabilitarse de procesos neurológicos.

La tibieza del agua va llenando cada poro de la piel, que sale limpia y renovada después de un día en las termas.

Calles llenas de historia


Realizar un recorrido por la ciudad que se visita, es una de las obligaciones del turista, para poder conocer cómo nació y creció el lugar. El guía nos informa que Colón fue fundada el 12 de abril de 1863 por Justo José de Urquiza y la ciudad surge por la necesidad de tener un puerto para la salida de la mercadería de la Colonia San José, que está a 9 km de Colón.

Se puede visitar la Oficina de turismo, que data de 1927, construida con estilo francés y y está rodeada por casonas de la época.

Otro destino interesante es el Teatro Centenario, que se construyó en la década del 20 para la visita del Príncipe de Gales. La historia y los atractivos turísticos se nos siguen presentando en el recorrido: la catedral que es de alrededor de 1860, el Parque Quirós, donde se realiza la Fiesta Nacional de la Artesanía con proyección latinoamericana y tiene cancha de fútbol, de basquet, de atletismo, un circuito aeróbico y una pileta olímpica.

A pocos kilómetros de allí, marcando el límite entre Colón y San José, el viaje nos prepara más historias: El Molino Forclaz. En 1959, llegó una familia oriunda de Suiza, de apellido Forclaz. Uno de los niños, al crecer y formar una familia, comienzan a trabajar en el lugar en la molienda de granos. La vivienda se conserva tal y como era en la época, al igual que el viejo molino, que quedó terminado en 1988. Sus 9 metros de altura y los rayos del sol, crean una generosa sombra que nos permite apreciar este monumento histórico nacional, símbolo del trabajo de los inmigrantes suizos. Pero también esconde una paradoja: el gran molino fue una frustración para Don Forclaz, ya que nunca funcionó por sus pesados materiales y la escasez de vientos fuertes en la zona. Las piedras semipreciosas son otro de los atractivos de estas tierras. Existen muchos reservorios, donde se las puede apreciar en su estado natural, pulidas y comprar artesanías donde se engarzan.

Un tesoro entrerriano


Poco más de 50 km nos llevan desde Colón hasta una de las mayores riquezas del país: el Parque Nacional El Palmar, 8500 h que resguardan la mayor concentración de palmeras yatay de la provincia y una riqueza inigualable de especies vegetales y animales. Un cartel nos presenta la importancia de respetar y cuidar toda la belleza que nos rodea: "La tierra no la heredamos de nuestros padres, sólo la tomamos prestada de nuestro hijos".

La sombra del viajero se proyecta sobre senderos rodeados de una vegetación infinita, que lo llevan a miradores y arroyos. además, hay pequeños bosquecillos, donde se puede disfrutar del fresco clima que crean los arboles y la humedad.

Pero el Parque Nacional El Palmar, también encierra mucha historia. Junto al Río Uruguay duermen las Ruinas Calera de Barquín, uno de los lugares más antiguos de la provincia de Entre Ríos, que guarda entre sus paredes las huellas de una de las comunidades características de la época del virreinato.

La comunidad tenía su propia capilla. Según lo indica un cartel que se alza en sus ruinas, allí se llevaron a cabo 49 bautismos y 25 oficios de difuntos entre 1785 y 1911, lo que nos da una idea de su densidad de población. Barquín debió hacerse cargo del asentamiento y evitar el robo por parte de los indios Charrúas.

Aventura y naturaleza, historia y termas: podemos comprender por qué en la temporada de verano, el número de turistas duplica a los habitantes de Colón.

El sol comienza a esconderse en el paisaje. Atardece lentamente. El viajero toma su boleto que lo lleva de regreso a su hogar, dejando atrás un cartel que lo despide e invita a regresar, recordando al mismo tiempo historias y naturaleza: "Colón, Entre Ríos".

Virginia Gutierrez