La semana pasada el ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto acudió al gobierno nacional en busca de protección para su familia. Fue entonces cuando se acordó la salida de su familia al exterior y se transmitió con claridad al ahora arrepentido que si su denuncia no se materializaba ante la Justicia, "que no cuente con nosotros. No me importa a quién involucre el tema". Esa habría sido la definición del presidente Néstor Kirchner.
Según La Nación, el jefe de Gabinete Alberto Fernández le anticipó ayer por la mañana al presidente Néstor Kirchner que Pontaquarto iba a cumplir por la tarde en los tribunales de Comodoro Py con lo acordado.
El diario bonaerense sostiene que Pontaquarto se había reunido antes y después de la entrevista con la revista TXT con el jefe de Gabinete, a metros del despacho presidencial.
En la primera reunión, el viernes último, habría dicho: "Estoy mal, no puedo mirar a mis hijos a la cara y no doy más. Estoy muy intranquilo. Voy a contar todo lo que sé de las coimas en una revista y vengo a pedir protección porque temo por mi seguridad y la de mi familia".
La reunión tuvo un testigo, el dirigente radical Daniel Bravo -hijo del fallecido diputado socialista Alfredo Bravo- a quien primero habría acudido Pontaquarto.
Kirchner nunca se reunió con el ex secretario parlamentario; tras la difusión pública del hecho, dio instrucciones al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para que estudie si corresponde o no una derogación u otro procedimiento si se comprueba que estuvo viciada en su origen la ley de reforma laboral.
