En solitario o en dúos (con Baglietto), en formación de terceto (con Baraj, González/El Trío), cuarteto o quinteto; en sus roles de compositor, arreglador, instrumentista o director musical, Lito Vitale ha conseguido -en más de veinte años de carrera- diseñar, plasmar y difundir un estilo y sonido particular, una concepción desde la cual entender y producir música, que tiene (acaso en proporciones similares) admiradores y detractores. El sello personalísimo que imprime a sus obras, ha sido reivindicado como innovación conceptual y criticado amargamente como insoportable reiteración del uso de ciertas fórmulas aplicadas por igual a géneros disímiles.

En su nueva visita a la ciudad (Centro Cultural Provincial, viernes 2 de abril), para felicidad de sus seguidores, Vitale presentó un doble estreno: grupo y disco. Acompañado por Lucho González (guitarra) como invitado de honor, Diego Clemente (quenas, flauta y sikus) y los jóvenes Martín González (batería y percusión) y Juan Belvis (teclados adicionales), el quinteto desgranó las recientes obras de Un solo destino (aunque algunas son reversiones de composiciones anteriores), frente a una muy buena concurrencia de público.

Las nuevas `criaturas' del artista permiten inferir una intención de otorgar a las piezas mayor riqueza y volumen, al no descansar únicamente en la resolución de algún truco de magia en manos del director. La distribución de los segmentos de las obras en los diferentes instrumentos optimiza el resultado, a fuerza de no exagerar en aquellas la intromisión de la tecnología.

Así, la vuelta de Vitale a la más pura música instrumental, lo encuentra menos concentrado en las posibilidades exploratorias de su instrumento (programaciones, efectos, "campanitas y ruiditos", en declaraciones del artista a Página/12) y se lo observa en la búsqueda de un sonido más puro, no pretendiendo reemplazar los instrumentos con un artificio que suena como, o utilizando desmesuradamente el "pianito soplado", que viciaba de monotonía sus creaciones. Parece reafirmarse también un sonido más agresivo y `real', que hace del show un espectáculo menos intimista y experimental.

Así, Antes de la Razón y Desde Casa, Cuentos de la Media Luna y Continuo Viaje, se sucedieron con obras de tipo folclórico (música peruana con rol protagónico de Lucho González) y algunos arrestos tangueros, que fueron lo mejor de la noche. Hubo tiempo también para un extraño solo de Vitale, con voces en formato de jazz, citando la melodía de El día que me quieras. El principio del cielo y La única mirada dieron lugar a la bella Xeito Novo, tras la cual, a pedido del público, llegó Ese amigo del alma, símbolo y `karma' de un músico que a su innegable conocimiento y preparación técnica, suma con su quinteto un costado más visceral o sanguíneo, tal vez para agregar bifurcaciones, riesgo y desafío a ese destino único que le ha tocado en suerte.