Oscura trastienda de la vida posmoderna

En éste, su séptimo largometraje, el director Alex de la Iglesia pone su mirada corrosiva sobre las relaciones laborales que se dan en el microcosmos de una tienda de ramos generales y las efímeras modas descartables, tan exacerbadas en estos tiempos globalizados. La distorsión de la realidad, exagerándola para hacer más contundentes sus filosas aristas hasta lo revulsivo, es la visión predominante que opera incluso en la misma tipografía del título.

El protagonista, Rafael, es un sagaz empleado en una tienda de ramos generales en imparable ascenso, que pone su desmesurada ambición y astucia al servicio de un único objetivo, ser jefe de planta. Su competidor es un vendedor de la guardia vieja, Don Antonio, que no apela a seducciones sino a eficiencia y sacrificio: "Aquí estamos para trabajar, para otra cosa están las discotecas", afirma ante sus colegas.

La estrategia de Rafael apunta a lograr a cualquier costo un mundo idealizado como el que propone la publicidad. Su éxito con las mujeres es un peldaño para ascender en ese contexto de rivalidades y presiones donde los sentimientos están en función de las ventas. Moviéndose cómodamente en la inconsistente estructura de eslóganes y frases hechas, se dirige a la cámara con total seguridad de vendedor convincente: "Sé la casa que quiero, sé el coche que quiero, incluso podría decirles dónde está y lo que cuesta". Todo se encamina hacia el objetivo perseguido hasta que el azar y la imprudencia lo colocan en total dependencia de la empleada más fea de su sector, Lourdes (Mónica Cervera), la única mujer de la sección a quien nunca ha cortejado. Posesiva y manipuladora, ella alterará su mundo mientras su ascenso laboral irá parejo al hundimiento en un infierno personal.

Este personaje femenino, que contrasta fuertemente con las bellas y sofisticadas empleadas de la tienda, esconde detrás de su personalidad una voluntad indetenible y un fuerte resentimiento que afloran en cuanto tiene la oportunidad de extorsionar a Rafael.

Como ya anticipamos, esta historia se cuenta desde una poética esperpéntica y grotesca, entre la risa y el horror, aunque mucho más previsible que en filmes anteriores como "La comunidad" o "El día de la bestia". Aquí los efectos de mayor hilaridad se concentran en los intentos fallidos para eliminar el cuerpo del delito y en las paradojas donde la víctima inicial pasa a ser un fantasma cómplice. El director despliega su acostumbrada galería de personajes extravagantes, creando grandes momentos aunque abunda en situaciones reiterativas, excesivas o previsibles, hasta hacer pensar en una posible automatización de los procedimientos.

Aparte de la dualidad del veterano Don Antonio y del inspector torpe que no aclara demasiado, hay también niños monstruosos influenciados por los medios de comunicación (en "La Comunidad" era un niño obeso vestido como un personaje del cómic; aquí una niña de ocho años que fantasea con que el profesor de gimnasia la violó). En fin, tal como se muestra en la escena de la cena "familiar", donde Lourdes intenta oficializar el noviazgo con Rafael, todo indica que no estamos en un mundo perfecto y que esta comedia negra va mucho más allá de las peripecias en torno de un crimen.

Los conocedores de la filmografía del director vasco, saben que el humor negro de sus películas no acaba en sí mismo, cada uno de sus films aporta una ácida crítica social. El mismo ha confesado que elige ese tipo de humor cínico y mordaz como un exorcismo ante el verdadero horror que le provocan algunas personas y objetos que predominan en las situaciones cotidianas.

"Crimen ferpecto"

Origen: España, 2004. Dirección: Alex de la Iglesia. Intérpretes: Guillermo Toledo (Rafael), Mónica Cervera (Lourdes), Luis Varela (Don Antonio), Enrique Villén (Inspector Campoy), Kira Mir (Roxanne), Rosario Pardo (Señora despistada) y otros.Guión: Jorge Guerricaechevarría y Alex de la Iglesia. Fotografía: José L. Moreno. Montaje: Alejandro Lázaro. Música: Roque Baños. Duración 104m.

Rosa Gronda