Murió el investigador que descubrió la antigua momia
La maldición del hombre de los hielos
La momia descubierta en 1991 en un glaciar del Tirol ya acumula cinco extrañas muertes que han conformado la supuesta "maldición" del "hombre de los hielos" o, como se lo denominó, Oetzi.

Por Cristina Casals (EFE)

La muerte del investigador del "hombre de los hielos", Konrad Spindler, nutre los rumores sobre una posible "maldición" que pesa sobre aquellas personas relacionadas con la momia de 5.300 años de antigüedad encontrada en septiembre de 1991 en un glaciar del Tirol.

Konrad Spindler, jefe del Instituto de Prehistoria de la Universidad de Innsbruck, que falleció tras una larga enfermedad este domingo, había obtenido fama internacional por sus estudios con los restos del que probablemente fue un cazador o pastor prehistórico, a cuya popularidad contribuyó en numerosas conferencias y debates.

El arqueólogo ya es la quinta persona que ha muerto directamente relacionada con Oetzi, el "hombre de los hielos", convertido en atracción turística en el Tirol del Sur, donde sus restos fueron hallados en una ladera del valle del Oetztal, en territorio italiano a 90 metros de la frontera con Austria, hace casi 14 años.

El médico forense Rainer Henn, que examinó a Oetzi poco después del descubrimiento, falleció tras un accidente de tráfico en julio de 1992, cuando estaba en camino para dar una conferencia sobre la momia de la Edad de Piedra.

Un guía alpino que había llevado al lugar del hallazgo al renombrado alpinista Reinhold Messner fue sepultado por una avalancha, y un periodista autor de un filme sobre el tema murió de cáncer.

El propio descubridor de Oetzi, el turista alemán Helmut Simon, no regresó de una excursión por los Alpes salzburgueses en octubre del año pasado y tan sólo pudo rescatarse su cadáver tras varios días de búsqueda en la nieve.

Un miembro del equipo de rescate que buscaba a Simon falleció de un infarto cardíaco pocas horas después de los funerales de éste.

"¿Seré el próximo?"

Spindler, al que se pidió su opinión sobre la presunta "maldición", declaró reiteradas veces que no se sentía amenazado y, en una entrevista con un periódico alemán en octubre de 2004, preguntó bromeando: "¿Acaso seré yo el próximo en morir?".

La momia, descubierta por casualidad a más de 3.000 metros de altura por Simon y su esposa, ha sido fuente de un sinfín de conjeturas sobre las circunstancias de su vida y muerte, inspiradas por el análisis de su esqueleto, los dientes, el estómago y la piel.

Oetzi ha llegado a ser el objeto arqueológico más minuciosamente investigado de la historia, la momia más antigua del mundo con tatuajes, y el hallazgo dio lugar a la revisión de la prehistoria alpina y a nuevas teorías sobre la trashumancia de los pastores prehistóricos en la región.

Cuando los expertos encontraron la punta de una flecha en el hombro del "hombre de los hielos" así como vestigios de cortes en sus brazos comenzaron a preguntarse si había muerto en una lucha, a la vez que surgieron teorías sobre que fue víctima de un asesinato ritual o murió en una disputa con unos rivales.

El rompecabezas

Su indumentaria, unos pantalones de piel de cabra que hubo que reconstruir como un puzzle, los zapatos muy aptos para las caminatas en la montaña y un gorro de piel de oso permitieron reconstruir detalles sobre el estilo de vida de aquella población de la Edad de Piedra.

Los utensilios que llevaba en el equipaje, entre ellos, un hacha de cobre, cuchillos, arco y flechas, se encontraban en un estado asombroso de conservación.

El traslado del cadáver en 1998 a un museo propio de la provincia autónoma italiana de Bolzano fue todo un reto para la ciencia, puesto que se trataba de crear condiciones climáticas óptimas para su conservación. Ahora puede ser visitado y observado allí bajo una humedad del aire del 98 por ciento y a una temperatura de 6 grados bajo cero, como en un glaciar.

Un año antes de su muerte, Hubert Simon y su esposa consiguieron, tras una lucha de largos años, que un juzgado de Bolzano reconociera que la pareja tendría derecho a una recompensa por su descubrimiento.