Barrio Constituyentes
Doscientos metros en los que los ladrones imponen su ley
Los vecinos de Mariano Comas al 2600 y de San Jerónimo al 3700 viven atemorizados. La semana pasada, los ladrones se robaron la puerta principal de un edificio de cuatro pisos.

De la Redacción de El Litoral

Son apenas 200 metros en un barrio que, en apariencia, es tranquilo. Sin embargo, los vecinos de la cuadra de Mariano Comas al 2600 y quienes viven en San Jerónimo al 3700 están asustados y cansados del delito.

Todos se conocen y sienten la misma impotencia. Denuncian lo ocurrido ante la policía, pero no encuentran respuestas ante una ola de robos y asaltos que ya lleva varios meses y de la que muy pocos estuvieron a salvo.

El jueves de la semana pasada, una vecina de San Jerónimo al 3728 no podía creer lo que estaba viendo: frente a su comercio, observaba cómo un par de delincuentes se llevaba la puerta de ingreso de un edificio de cuatro pisos construido hace algunos años frente a su local. Eran alrededor de las seis y media de la tarde.

Pero ésta no fue la primera vez que los ladrones pusieron su mira en ese mismo edificio. En el pasado, ya habían arrancado una puerta de la azotea.

En esos escasos 200 metros en los que la tranquilidad parece haberse convertido en un deseo inalcanzable, El Litoral pudo comprobar que al menos se produjeron trece robos en casas de familia y comercios durante los últimos meses. A esto se suman los arrebatos callejeros -que la gente sufre a cualquier hora- y el robo de cables telefónicos que dejó a más de uno sin servicio en varias oportunidades.

Cada uno tiene una anécdota diferente, como la vecina que optó por dejar de aceitar las bisagras de la puerta trasera "porque de esa manera hacen ruido y puedo escuchar a los ladrones". Cualquier desprevenido podría pensar que se trata de una idea que raya con lo paranoico, pero de hecho en enero pasado este "sistema de alarma casera" dio resultados, cuando un ladrón intentó ingresar a la casa por esa puerta y el chirrido alertó al hijo de la familia, quien corrió al delincuente que escapó por los techos aprovechando que en el patio de la vivienda habían dejado una escalera.

Al kiosquero de San Jerónimo 3727 le robaron dos veces en apenas 48 horas. El viernes pasado, cerca de las once de la noche, le llevaron una caja de madera en la que tenía guardados 190 pesos en efectivo. Hizo la denuncia, la policía llegó al lugar, pero no tuvo novedades. El domingo, a las 22, un desconocido les arrebató una caja de vinos y escapó corriendo. Ahora, la familia vive atemorizada y tiembla cada vez que alguien se acerca a la ventana que sirve de "mostrador" del negocio.

En general, todos los vecinos coinciden en que los delincuentes viven muy cerca, en el mismo barrio. Por eso, la impotencia y el temor son aún mayores.