Un trago amargo
Un joven de 19 años que viajaba en colectivo a Buenos Aires fue víctima de otros pasajeros que a través de un ardid lograron dormirlo para luego alzarse con sus pertenencias.

El hecho ocurrió durante la madrugada del viernes pasado cuando el chico, que se dirigía a la capital por cuestiones de estudio, abordó el micro dispuesto a ocupar su asiento, en el que había una pasajera aparentemente dormida. Entonces, en vez de pedirle el lugar se sentó del lado del pasillo.

En la fila contigua una pareja charlaba animadamente cuando de repente, el varón interrumpió el diálogo para ir a buscar algo para tomar. Al regresar le ofreció un vasito de café a la mujer, que se disculpó diciendo que no bebía durante el viaje y agradeció la gentileza.

Simulando sorpresa, el hombre miró a su alrededor buscando a alguien a quien convidar con el vaso de sobra y el chico, que se había percatado de la situación, aceptó el café sin más.

Una vez en la estación Retiro y con el micro casi vacío, el guarda debió despertar al joven que se había quedado profundamente dormido.

El muchacho estaba un poco mareado y hasta ese momento suponía que su estado era producto del viaje, por lo que se dirigió a un bar para desayunar y recobrar fuerzas.

Fue en ese lugar donde se desplomó sobre la mesa y debió ser asistido por personal médico que ordenó su internación.

Volvió en sí alrededor de las 10 de la noche y los médicos le explicaron que su estado se condecía con el abuso de algún ansiolítico ingerido con anterioridad. Cuando entendió lo que había sucedido notó que le fueron sustraídos 200 pesos y un disc man que llevaba consigo. Se comunicó con su familia, que a esa altura había comenzado a preocuparse porque no había tenido noticias suyas en todo el día y sabían que no había tomado el colectivo de regreso en horas de la tarde.

Se cree que tanto la pareja como la mujer que dormía a su lado, integran una banda dedicada a engañar a los pasajeros, que sorprendidos en su buena fe aceptan sin problemas el vaso contaminado.

La Policía Federal confirmó que se trata de una práctica que tuvo su auge algún tiempo atrás, pero que ya no era tan común verlos. Igualmente se pusieron en contacto con las Tropas de Operaciones Especiales santafesinas para localizar a los delincuentes y evitar que este hecho se repita.