Descontrol en la Recoleta

El asesinato de un joven de 19 años mientras esperaba su turno frente a un carribar en la esquina de 25 de Mayo y Obispo Gelabert volvió a poner las miradas sobre la Recoleta, una zona afectada por crecientes niveles de violencia y por el resquebrajamiento de normas elementales de convivencia.

Pero el problema no es nuevo. Hace años que los vecinos vienen reclamando algún tipo de control durante los fines de semana, cuando alrededor de 10 mil jóvenes recorren estas pocas cuadras en las que, a pesar de la presencia policial, impera el descontrol.

Durante las noches y hasta el amanecer del día siguiente, el paisaje de la Recoleta se caracteriza por las corridas, los ruidos molestos, peleas, ingesta de alcohol y consumo de estupefacientes. Incluso, hace algunas semanas un joven intentó agredir con un elemento punzante a la directora de Control de la Municipalidad, quien salió ilesa gracias a la reacción de un policía.

A esto se agrega que resulta al menos llamativo que durante los últimos años se haya autorizado la apertura de locales bailables que, en algunos casos, están a pocos metros de sanatorios, clínicas o salas velatorias.

La actual administración municipal asegura que ya no se permitirá la instalación de boliches en estas zonas, pero el problema es qué hacer con los que están funcionando con la autorización correspondiente.

Frente a lo ocurrido el domingo se anunció la puesta en marcha de un plan de control que será ejecutado por agentes del municipio y efectivos policiales. Incluso, se advirtió que se realizarán controles de alcoholemia en la Recoleta, lo que puede ocasionar algunos inconvenientes en el tránsito.

Lo importante será que los dispositivos de seguridad se mantengan en el tiempo y no sean sólo una puesta en escena frente a un hecho puntual, como el ocurrido el domingo pasado.