Un espacio para los chicos en situación de calle
Cuando los caminos se cierran
Los jóvenes son el sector social más afectado por el desempleo. De ellos, los que no terminaron el secundario llevan las de perder. En la ciudad, son muchos los excluidos y marginados.

Nació en un barrio marginal. Dormía bajo techos de chapa que goteaban, con poca ropa para soportar el frío y sin la comida necesaria para estar bien nutrido. Caminando ensuciaba sus zapatillas en las calles de tierra que se anegaban cuando llovía. Por la ventana de su casa se colaba el olor nauseabundo de los desagües que desbordaban con las tormentas. Casi nunca pisaba el centro, salvo cuando juntaba las monedas del colectivo que pasaba a unas cuantas cuadras.

Su mamá lo abandonó en los años posteriores de su infancia. Tuvo que dejar la escuela para salir a buscar unos pesos que ayuden al sostenimiento familiar. Justo cuando estaba intentando reponerse, su papá lo puso de patitas en la calle.

¿Cómo se sentiría? ¿Qué alternativas tendría durmiendo y viviendo en la vía pública con amigos que lo único que hacen es jalar una bolsita de poxirrán? ¿Qué hacer cuando pasa el efecto de la droga y la realidad azota con el doble de fuerza que antes?

Se llama César. Estuvo a la deriva hasta que llevó sus 17 años a la casa que el Centro de Acción de Movimientos Comunitarios (Camco) tiene en Villa Hipódromo, por sugerencia de unos amigos que lo vieron muy mal. Ahora está mejor, ocupa su tiempo en actividades que lo entretienen como computación y herrería y no le falta nada. Tiene techo, comida, gente que se preocupa por él y lo incentiva con proyectos.

¿Qué es Camco?

El Centro de Acción de Movimientos Comunitarios es una asociación civil sin fines de lucro que nació en 1993 en un intento por dar respuesta al "constante crecimiento de sectores sociales en situación de vulnerabilidad social".

Su presidente, Juan Carlos Chuard, lo identifica como un "espacio para el desarrollo de herramientas de políticas, sociales, culturales y de salud" que promuevan "la inclusión social, la construcción de ciudadanía y la defensa irrestricta de los Derechos Humanos, elementos esenciales en la construcción de una sociedad justa y solidaria".

Todo comenzó con un Centro de Día para chicos y chicas en situación de calle. Con los años y el esfuerzo de mucha gente que se fue sumando llegaron a fundar un Centro de Capacitación Laboral para Adolescentes y Jóvenes en Riesgo Social, una sede administrativa y nueve barriales.

También cuentan con una biblioteca, un área de Comunicación Social, un programa de alfabetización, de ajedrez, deportes, murga y otras actividades deportivas, que los jóvenes pueden realizar en las casas de sus barrios.

El riesgo

Mucho se dice sobre los jóvenes en riesgo, pero ¿cómo entienden en Camco este concepto?

Juan Carlos, luego de aclarar que hoy existen "distintos niveles de riesgo" en los que está incluida toda la sociedad, especificó el de los chicos y chicas a los que Camco asiste: "Cuando nosotros hablamos de situación de riesgo social incluimos el elemento de población con necesidades básicas insatisfechas, con altos niveles de deserción escolar, con niveles de convivencia con el delito y otras cuestiones".

Como se sabe, la ciudad contiene un grueso de barrios en los que las personas conviven con estas características. Como César, en estos lugares marginales la mayoría de los adolescentes y jóvenes "hacen esquina fuera de un proyecto de vida".

Por ellos, y para ello, trabaja Camco. Es que, explica Juan Carlos, "si no hay un proyecto de vida no sirve ninguna asistencia ni educativa, ni laboral ni social. El proyecto de vida es decir `soy parte de esta sociedad".

Para esto, los chicos participan en la elaboración y marcha de todos los proyectos. Escriben, imprimen, venden publicidad y se reparten las ganancias de una revista, organizan los torneos deportivos, cocinan y siembran en la huerta.

Como saben que el trabajo es fundamental para la inclusión y el mantenimiento de un proyecto de vida, en el Centro de Capacitación Laboral instruyen a 80 adolescentes en herrería, panadería y computación, entre otros, como "una estrategia no formal. Enseñarles un oficio para que accedan al mercado laboral".

Obviamente, "no es fácil" porque "son chicos que vienen de una historia muy complicada". Como si fuera poco, reflexiona Juan Carlos, "encima de que tenemos gente en la pobreza los hacemos responsables de los problemas sociales. En lugar de ser víctimas, son los victimarios. Son los responsables de todos nuestros males".

Sol Lauría