Entrevista a Norberto García
El calentamiento global y los huracanes

Prensa UNL - El Litoral

La temporada caribeña de huracanes, prevista anualmente de agosto a noviembre, está entrando en su etapa final. Más allá de que la amenaza del momento se llama Beta, ya pasaron Wilma, Rita y Katrina; y en años anteriores fueron Andrew, Jeanne, Charley, Bret o Mitch.

Sin embargo, los efectos devastadores que Katrina generó en New Orleans, sumados a la inoperancia del gobierno de Estados Unidos, centraron la atención de todo el mundo en el tema.

El Dr. Norberto García aclaró que "la gente puede llegar a confundirse, porque el nombre del fenómeno varía de acuerdo al lugar en el que se produce. Pero todos son ciclones, tanto los tropicales como los extratropicales. En el Caribe le llaman huracanes; en el océano Pacífico, tifones; en el este de Australia, willy-willy y en el océano Índico, ciclón tropical".

-¿Qué es un ciclón?-La estructura es igual en todos los casos: un centro de baja presión en rotación, de 300 a 400 kilómetros de diámetro y un sistema en rotación vinculado con la diferencia térmica Ecuador-Polo y con la rotación terrestre. La interacción entre la diferencia térmica y la rotación del planeta genera una serie de movimientos en la atmósfera que, primero, son vientos del oeste, y luego se transforma en circulaciones cerradas. Las circulaciones más intensas son ciclones, mientras que los que nos dan buen tiempo con vientos débiles o nulos y cielos claros son anticiclones. En el caso de los ciclones tropicales, que son una clase de ciclón, hay que aclarar que se forman por calentamiento desde abajo, y no por la diferencia térmica Ecuador-Polo. Este calor necesario para su desarrollo lo obtienen únicamente en algunas regiones del planeta, como el mar Caribe, mar de la China, mar del Coral, entre otros. -¿Cuál es el parámetro para confirmar que es un ciclón?-Cuando el viento supera los 100 kilómetros por hora, hay un indicio. De todos modos, no es suficiente. Primero hay que ver si la tormenta se organiza circularmente, es decir, si forma un vórtice que empieza a rotar, porque no todas las tormentas tropicales tienen rotación. -¿Qué características tiene una tormenta tropical?-Es una asociación de nubes convectivas, es decir, de nubes muy brillantes que tienen gran desarrollo vertical y pueden llegar a tener 500 metros de base y hasta 18.000 metros de altura. Estas nubes son las que producen eventualmente granizo y pueden traer asociados tornados y que además generan lluvias intensas que traen 50 milímetros en media hora. En Santa Fe vemos de esas nubes convectivas, pero son formaciones que no llegan ni a la velocidad ni a la intensidad sostenida en el tiempo como para generar una tormenta tropical (comienzo de un huracán), porque carecen del calor necesario desde abajo. -¿Qué incidencia tiene la velocidad de los vientos en la definición de un ciclón?-La velocidad de los vientos no afecta la definición, pero sí la denominación del fenómeno. Un ciclón extratropical nunca es tan peligroso ni tan problemático como un ciclón tropical, porque no dispone de la misma energía. Todos los ciclones se alimentan del calor que pueden tomar del suelo. En aguas más frías, pueden tomar poco calor, mientras que en la zona tropical, pueden tomar mucho calor. Eso los energiza. Cuanto más energía, cuanto más calor pueden tomar del agua subyacente, es mayor la fuerza de los vientos, porque el sistema de rotación se hace mucho más intenso. El Caribe es una gran caldera, una zona especialmente crítica para la generación de ciclones tropicales. Es un mar poco profundo que, con el calentamiento solar, provee la energía necesaria para que, por ejemplo, el norte de Europa no se congele. -¿Hay relación entre el calentamiento global y la generación de ciclones?-Yo no sería tan osado. No hay ningún indicio científico que demuestre que esta temporada de ciclones en el Caribe (de agosto a noviembre) esté asociada al calentamiento global. El punto es que los ambientalistas a ultranza son capaces de decir que los huracanes son culpa de alguna empresa de Santa Fe porque genera algo de humo y de dióxido de carbono. Además, ya hubo temporadas parecidas, por ejemplo la de 1992 con el huracán Andrew. En mis trabajos de investigación, estoy estudiando el calentamiento global y no hay ningún indicio ni ningún trabajo conocido que tenga la más mínima prueba de la asociación entre el calentamiento y la temporada de huracanes de este año. Esta temporada fue más notable que otra, pero eso es parte de la variabilidad del clima. El clima no es estable, entonces no tenemos más remedio que aceptarlo así. -¿Hay estudios serios que permitan anticipar qué tipo de huracanes habrá en cada temporada?-No conozco investigaciones que permitan saber con un año de anticipación qué ocurrirá. Esos datos salen del pronóstico del tiempo que, con la tecnología actual, se puede hacer a grandes líneas y con pocos días de anticipación.

Santa Fe y los tornados

El film Twister es una de las creaciones más recientes de la industria cinematográfica en la que se ponen de manifiesto los efectos de un tornado arrasador.

Al respecto, García aclaró que los tornados no son lo mismo que los ciclones: "Un tornado es una nube convectiva, debajo de la cual desciende tremendamente la presión, y que genera ese embudo que muestran las películas".

El especialista precisó que los vientos "son mucho más intensos que los de un huracán, porque pueden tener hasta 500 kilómetros. Los que vieron el efecto del tornado de San Justo, se deben acordar que fue un fenómeno muy localizado, muy puntual, mucho más intenso y destructivo que un huracán, pero afortunadamente de corta duración, porque duran 3, 4 ó 5 minutos".

En cuanto a la provincia de Santa Fe, García evalúa que es "la zona de mayor frecuencia de ocurrencia de tornados en la Argentina. La única experta en tornados en la Argentina es la doctora María Luisa Altinger de Schwarzkopf -ahora jubilada- de la UBA. Ella venía a Santa Fe muy seguido y decía que ocurrían con mucha más frecuencia de lo que se informaba en la prensa. El tema es que cuando le ocurre a un chacarero en el medio del campo, a lo sumo le destruye un sembrado. Se genera un surco de un kilómetro y medio por 300 metros de ancho, pero nadie se entera".