Cartas a la dirección

Violencia en Haedo

Señores directores: Perplejos, los argentinos pudimos conocer lo ocurrido en la estación Haedo, en la provincia de Buenos Aires. Trenes que circulan en un estado deplorable y con las consiguientes demoras, pese a que además de las tarifas, en el caso del ex ferrocarril Sarmiento, la empresa TBA percibe mensualmente cuatro millones de pesos de subsidios para mejorar el servicio ($ 48.000.000 anuales). Asistimos a la protesta airada de los usuarios de tan pésimo servicio y, finalmente, a la aparición de "los chicos chorros", esa masa de excluidos sociales, sin futuro, resentidos con la sociedad que los ha excluido, que al advertir un incidente masivo, que les puede brindar un marco de impunidad, aprovechan para destruir aquello a lo que ellos no tienen acceso (autos, negocios, etc.) y simultáneamente rapiñar lo que puedan. Esto mismo lo hacen en cualquier manifestación de protesta o cuando se producen incidentes a la salida de los estadios de fútbol.

Pero el gobierno no quiere reconocer su responsabilidad en el aumento de la pobreza, la indigencia y la exclusión. Tampoco, la existencia de los "chicos chorros", ni el pésimo servicio que prestan las empresas que son subsidiadas en forma millonaria. Por eso atribuye el hecho a un sabotaje, con la participación de dirigentes gremiales y activistas de izquierda. Estos grupos activistas concurren provistos con su consabidos pasamontañas y luego acuden a los lugares de detención a reclamar la libertad de sus camaradas. Nada de esto ocurrió. Los "chicos chorros", ésos a quienes políticos incapaces han privado de posibilidades de estudio y de trabajo, dejándoles como único objetivo futuro conseguir alcohol y drogas, recibirán todo el peso de la ley. Pero no habrá jueces que se atrevan a investigar a las empresas de ese tenor y a quienes tan complacientemente los subsidian.

Orlando Gauna.

LE: 6.255.319. Ciudad.

Sobre el aborto

Señores directores: El flagelo del aborto no es un tema que sólo preocupa a la Iglesia católica o a otros credos que defienden la vida desde su concepción, sino que es un grave problema de toda nuestra sociedad y de todo el mundo, ya que destruye vidas humanas inocentes, por más pequeño que sea el niño o en el estado de gestación que se encuentre.

Hay madres desamparadas o confundidas; debemos crear entes para dar apoyo moral, material, psicológico, también para mujeres violadas.

Por último les dejo esta humilde reflexión, nunca llegaríamos a saber, si esa vida interrumpida podría haber sido un genio o un iluminado, como hubo y habrá muchos en el mundo. Vivan las madres. Vivan los niños. Viva el género humano.

Oscar R. Galván.

Rosario.