Al margen de la crónica
Cambios que no cambian

En política, la popularidad previa de un candidato no le asegura ser electo, pero sí arrancar instalado en la opinión pública; una condición que a otros les demanda mucho más tiempo y esfuerzo, sin resultados garantidos. Es un principio básico del marketing electoral.

En política, la utilización de figuras populares, provenientes de otros ámbitos, sirve a los partidos para llamar la atención sobre sus listas o presentar una imagen de renovación, que se valga a su vez del ascendiente del candidato en cuestión sobre la comunidad. Es un conocido recurso de las estrategias proselitistas.

En política, no es extraño que en el curso de una trayectoria, algunos dirigentes se sientan más representados o mejor contenidos en expresiones partidarias diferentes de las que abrazaron en sus comienzos, y evolucionen hacia propuestas propias o adhieran a otras. Es un hecho habitual, propio de la dinámica democrática.

En política, finalmente, cada gestión pretende contar con el mayor número posible de adscriptos y utiliza diversas técnicas de seducción para captar adeptos, sobre todo si son reconocidos en otros espacios. Es una práctica al uso, en todos los gobiernos.

El caso de Eduardo Lorenzo "Borocotó" se inscribe en estas cuatro premisas acostumbradas, pero a un grado que lo vuelve extraordinario: un pediatra mediático, usado por el partido de Mauricio Macri, que a los pocos días de haber sido electo diputado nacional -y varias semanas antes de asumir-, se pasa a las filas del gobierno (como "independiente", eso sí), presuntamente a cambio de un cargo en la comisión de Salud. La vertiginosidad de los acontecimientos y la innegable desfachatez de la actitud, seguramente dejan alguna lección sobre estas formas y modos, ya tradicionales de la política. Y dicen algo sobre en quiénes (o, al menos, en quiénes no) depositar expectativas de cambio.