Aun hasta mediados de esta semana, soja y maíz se movieron, en parte, de acuerdo con dicha acción y por carriles separados del que transita el trigo. A nivel local, si el trigo no subió como la soja o el maíz fue por la cosecha en plena marcha, aunque crece la conciencia de que la temporada, a más tardar a mediano plazo, se presenta con elementos alcistas lo suficientemente pesados como para no enloquecerse y, si se puede, posponer las ventas para después del pico de oferta.

La cosecha nacional de trigo, atrasada en su ritmo, ingresó en su segundo tercio y en una quincena muy importante para ir definiendo los precios del próximo mes y medio.

Los valores, en esta suerte de "convertibilidad 3 a 1" que se vive, se están manteniendo parejos en la comparación intersemanal, pero unos 60 pesos (y 20 dólares) arriba de los ofrecidos hace un año.

No hay que olvidarse de la virtual "liquidación" que se hizo de gran parte de nuestro saldo 2004/05 en las primeras semanas de este año, cuando el cereal jugaba en los 80 dólares.

Se subraya la mayor necesidad brasileña de importar trigo (con el consiguiente efecto sobre nuestro mercado) en la tabla de destinos ya alcanzados por el cereal de la campaña 2005/06.

Brasil, que hace un año apenas había comprado 200 mil toneladas, ahora llevó 950 mil toneladas en la primera tanda de negocios: sobre 1,73 millones de toneladas, 480 mil más que en diciembre de 2004, el 55 % (contra sólo el 16 %). Colombia (200 mil toneladas), Ecuador (150 mil), Perú (110.000 y 20.000), Sudáfrica (90.000 y 150.000), Uruguay (75.000 y 10.000) y los habituales destinos no especificados (100.000 y 870.000) completan la nómina.

También un grupo de compradores cercanos, sin espacio para los de ultramar, caso Egipto, que con 1,2 millón de toneladas fue nuestro segundo comprador en 2004/05 y seguirá actuando con fuerza en el mercado mundial, pero queda lejos esta vez, dadas las condiciones de nuestra campaña.

Brasil, en cambio, sigue estando muy cerca, redondea su oferta y sabe que al menos tiene un millón de toneladas de calidad apenas forrajera.

En tanto, otea el panorama de posibles alternativas de orígenes: habrá que ver cuánto impactará cualquier fracaso canadiense y por qué no de Estados Unidos (no viene del todo bien el cultivo que entra en descanso invernal) sobre el precio argentino. Tanto, como lo que hagan con Brasil los rusos y otros oferentes del este europeo y del mar Negro, además de vender a sus demandantes de Medio Oriente, incluido Egipto.

En la actualidad, colocar trigo de Estados Unidos en el noreste brasileño, a precio CIF, vale 233 dólares la tonelada (contra 188 dólares del argentino) y, en el sudeste (San Pablo-Río de Janeiro), 244 dólares con 179 dólares de Argentina.

Siempre en el marco de un ciclo que pierde 4 millones de toneladas de oferta exportable respecto al anterior, no resultaría muy difícil llegar a ver al trigo en 350 a 360 pesos la tonelada (o algo más) durante el año que viene (115-120 dólares) en el mercado interno.

Las eventuales variaciones del precio dependerán no sólo de que Brasil (o sus potenciales abastecedores) sorprenda o no con alguna medida de financiamiento extraordinaria, sino también de cómo se comporte el tiempo en estos días de definición para la producción, en especial en el sur de la Pampa húmeda.

El sur de Brasil, a su vez, entrega el 90 % de la cosecha, que según privados sería de unos 4,5 millones de toneladas (menos de lo visto por Conab). Habría, entonces, 5,5 millones de toneladas de importaciones y un consumo de 10,6 millones de toneladas. Sobre el stock del vecino país, bajaría de 1,2 millón a 352 mil toneladas para julio, dando otra razón al optimismo (en cuanto a precio) para nuestra campaña 2005/06.