Varios compradores mundiales ahora se fijan en Argentina
Brasil está en la cuerda floja
La precaria situación sanitaria de Brasil, que sigue perdiendo destinos internacionales, ejerce hoy una influencia muy importante sobre nuestro mercado.

Sólo por lo que está pasando en Brasil, se desplaza sobre las carnes argentinas la demanda insatisfecha de varios compradores mundiales claves.

A diciembre de 2004, el rodeo brasileño de ganado vacuno logró un récord histórico de 204,5 millones de cabezas, lo que representó un 4,6 % más que el año anterior.

Esto significa que el año pasado, el stock ganadero del vecino país no sólo ofertó más de 40 millones de cabezas con destino a faena, sino que además creció en más de nueve millones de animales.

En noviembre pasado, las exportaciones de carne vacuna "in natura" bajaron unas 30 mil toneladas con respecto al año anterior, pero parecen estabilizadas en alrededor de 105 mil toneladas mensuales.

Si las pérdidas se estabilizan en estos niveles, Brasil vería caer sus exportaciones en unas 350 mil toneladas anuales de res con hueso, que en relación a las tres millones de toneladas a las que apuntaba hasta el episodio del brote de fiebre aftosa, no significa más que un 12 % de caída.

Los importadores europeos creen que, a partir del último brote de aftosa comunicado (Paraná), y de la manera "impropia" y "confusa" en que se han movido en esta crisis las autoridades brasileñas, ocultando o retaceando información, es probable que el Comité de Defensa Sanitaria de la Unión Europea recomiende la prohibición de importar carne de todo Brasil, no sólo de los tres estados suspendidos hasta ahora.

El bloque del Viejo Mundo le compra a Brasil carne vacuna por valor de unos 1.200 millones de dólares anuales, convirtiéndose en pocos años en el primer proveedor externo de la Unión Europea, y triplicando las ventas de la Argentina a ese destino.

Efectos colaterales

Muchos operadores piensan que es difícil que Europa deje de comprar a Brasil (a todos sus estados), aunque este país se haya movido muy mal en la crisis, porque el daño sería mayúsculo no sólo para la industria brasileña, sino también para muchos importadores e industriales de la carne europeos. Tendría, además, un efecto alcista sobre las cotizaciones locales de la carne.

Los analistas internacionales, al ponderar los posibles efectos de una prohibición europea de importar carne de Brasil en forma completa, coinciden en que Argentina "está en dificultades" y que no estaría nuestro país en condiciones de proveer el faltante, como consecuencia de la ausencia de la carne brasileña.

Por su parte, los productores europeos, que se sienten amenazados por las importaciones masivas de Brasil a bajo precio, presionan por una prohibición total, argumentando que, en materia de sanidad y trazabilidad, la situación de la ganadería de Brasil ya no puede ser peor.

Ignacio Iriarte