Brasil: motín con casi 200 rehenes

AFP

Cerca de 200 familiares de presos eran mantenidos rehenes esta mañana en la cárcel Urso Branco del Estado brasileño de Rondonia (norte), donde continúa una rebelión iniciada el domingo, confirmó a la prensa la Policía Militar (PM) en el lugar.

Los amotinados enviaron un mensaje asegurando que el motín produjo al menos dos muertos, y mostraron el cuerpo de un preso sobre uno de los depósitos de agua.

Sin embargo, la policía estima que "no hay muertos": el cuerpo mostrado era el de un hombre fingiéndose muerto para presionar a los negociadores, ya que se movió, dijo el portavoz de la PM, Lenilson Guedez, agregando que los reclamos de los amotinados están siendo aceptados.

Los familiares rehenes (185 mujeres y 11 hombres) permanecen en el local desde el domingo de Navidad. Según la policía, estos familiares habrían consentido en quedarse.

Este consentimiento es habitual en rebeliones carcelarias porque así los familiares, con su presencia, presionan a la policía para que no invada violentamente el presidio, aunque técnicamente son considerados rehenes.

El reclamo de los 930 presos es principalmente uno: que vuelvan a traer al asaltante Edinildo Paula de Souza, alias "Birrinha", que fue transferido a otro presidio.

Los presos temen que "Birrinha", transferido a un penal dominado por facciones contrarias, corra riesgo de vida, dijo el policía. La justicia, la policía y el gobierno regional indicaron que aceptarán la demanda y que "Birrinha" está a punto de ser devuelto al presidio Urso Branco, pero a cambio exigen la liberación de los rehenes.

Los amotinados también pidieron mejores condiciones en el presidio, la visita de defensores de los derechos humanos y que ningún preso sea transferido tras la revuelta.

Urso Branco fue el escenario de un infierno en abril de 2004, cuando una rebelión que duró una semana se saldó con 14 presos muertos, cinco de ellos decapitados y otro descuartizado por los amotinados.

La decapitación de dos presos y el descuartizamiento de otro fueron cometidos públicamente ante la mirada atónita y horrorizada de la policía, familiares y periodistas que se encontraban en las afueras del presidio, de la ciudad de Porto Velho, capital del estado de Rondonia, fronterizo con Bolivia.

En el año 2000, en ese mismo presidio, dos rebeliones se saldaron con 36 muertos y 30 heridos.