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Cultura de los bordes en los kioscos
Páginas para releer. Fuera del circuito oficial, hay otro abordaje de la cultura. Las revistas independientes son un espacio para los escritores que no ingresan al circuito masivo y un espacio para el debate movilizador de ideas. textos de Jorge Boccanera. foto de El Litoral

Con una mirada singular y siempre en la periferia de los circuitos oficiales, las revistas culturales asoman en los quioscos con una variada oferta de títulos, entre los que sobresalen, con una tirada promedio de los 2 mil ejemplares, Ciudad Gótica (Rosario), Esperando a Godot, Sudestada, Oliverio y Hojas del Caminante (Buenos Aires).

Con una amplia tradición en el país, estas publicaciones no sujetas a modas, sectores políticos ni coyunturas, se definen como "literarias" -con atención a las artes plásticas-, aunque vayan más allá del género, como algunos de sus propios hacedores sostienen. Sergio Gioacchini, por ejemplo (de Ciudad Gótica) apunta que en su publicación hay un "cruzamiento de materiales: literatura y sociedad, historia, rockanroll, comics, etcétera".

La mención del término "contracultura", utilizada en los 60 para designar lo crítico y alternativo, no los define. Mientras para Hernán López Winne (de Esperando a Godot), el concepto es un tanto confuso, Ignacio Portela y Hugo Montero (de Sudestada) advierten que "el tema de lo `contracultural' es más complejo", y explican que se mueven por fuera del mercado, sin subsidios ni aportes privados, y con un sistema de distribución propia.

En algunos casos, "uno nunca sabe qué cultura merece ese nombre. A veces la cultura `oficial', la que depende del Estado o de aportes privados para su subsistencia, representa un modelo inequívoco de `anticultura': es decir, elitista, aburrida con el pretexto de lo `intelectual', aislada de la realidad y preocupada por no perder su lugar en el negocio", afirma Montero.

Con espíritu independiente

Por su parte, Amalia Gieschen (de Oliverio), más que de "contracultura", prefiere hablar de "una cultura de los bordes que puja por ser escuchada, y dice todo lo que puede decir porque está en los bordes. Tratamos de mantener un espíritu independiente, crear espacios que los grandes suplementos desdeñaron y dar cabida a esas voces, no por desconocidas sino porque las consideramos valiosas".

En este sentido, estas publicaciones que proponen un diálogo diferente con el lector, dan cabida a nuevos escritores y artistas, aunque alternándolos con voces más experimentadas.

Alberto Ponzo (de Hojas del Caminante) subraya que su revista -que se publica con periodicidad accidentada, pero logra mantenerse desde hace 27 años- ha tratado siempre de difundir a buenos escritores latinoamericanos que no tenían espacio en los medios masivos. "Publicamos a autores desconocidos e inéditos, además de firmas consagradas por su calidad", define.

Un ejemplo de esta alternancia es Sudestada, en cuyas páginas conviven autores desconocidos, con las firmas de Carlos María Domínguez, Sergio Pujol y Leopoldo Brizuela.

Portela y Montero coinciden en la intención de "profundizar la búsqueda de autores y personajes de la cultura, olvidados por la mirada oficial y ninguneados por el público de hoy. Detrás de muchos de estos olvidos se encuentran grandes injusticias que vale la pena combatir", sostienen.

Promover una relectura para movilizar ideas

Caracterizadas por "una mirada crítica" -según Gieschen, motor de creación- y "una diversidad que procura una visión distinta y original" -agrega López Winne-, estas publicaciones plantean un grado de debate como eje movilizador de ideas.

Según Portela y Montero, "la idea es generar una relectura que rompa los principios de sentido común o los mitos que rodean a ciertos hechos y personajes, para generar una historia interesante y con nuevos matices".

Sobre la polémica, ambos ejemplifican con un intercambio de puntos de vista entre el historiador Norberto Galasso y el narrador Andrés Rivera, acerca de literatura y peronismo, en las páginas de Sudestada: "Lamentablemente, no sobran los casos de buenos debates, porque existe entre los protagonistas de nuestra cultura una tendencia a no exponerse a esa práctica".

López Winne se suma al tema: "el objetivo es generar discusión tanto entre los autores como entre los lectores. Siempre intentamos llevarlo al plano de lo polémico, confrontándonos con las visiones simplistas".

Para Gieschen, que privilegia el debate, "con la dictadura se produce un desgarro en los argentinos y en su literatura. Muchos intentaron ser jóvenes después que no los dejaron ser, pero ya era tarde y se nota en lo que escriben. Hoy nadie se juega opinando. Queremos saber qué está pasando en nuestra literatura, queremos creer que no está muerta".

Ponzo remarca que un interesante nivel de debate fue abierto por Hojas del Caminante "al publicar notas críticas, dando a conocer las diversas tendencias o técnicas de cada época".

¿Pantalla o papel?

Acerca de la tensión o complementación entre el medio gráfico y la informática, Portela-Montero señalan: "Tenemos una página web que nos permite mantener vínculos con lectores que no leen el formato gráfico de la revista (en el interior y en el exterior)".

Al mismo tiempo, Gioacchini defiende los medios gráficos, que "siguen teniendo una relación más íntima y coleccionable que no parecen tener (hasta ahora) los medios visuales".

Gieschen centra su participación en el "blogspot", esos diarios íntimos que hasta van hilvanando en ideas sueltas el próximo libro de tal o cual autor. "Hay mucha queja e ironía, algunas genialidades mínimas, pero también abre alternativas solidarias (pensemos en Gustavo Nielsen publicando sus obras) y está la posibilidad de conocer la cocina del escritor -argumenta-. El blogspot es una forma, a veces, de desnudarse. Los debates que se generan en muchos blogspot de este tipo pueden verse reflejados en Oliverio, que intenta desnudar qué está pasando en la literatura argentina de hoy".