Con un festival de rock electrónico se produjo anoche el ruidoso relanzamiento de los espectáculos en la Costanera Este. Y junto con él llegaron las quejas de un barrio entero. Por las pruebas de sonido con los equipos al máximo del volumen desde la siesta del sábado, los vecinos de 7 Jefes no pudieron descansar hasta la mañana de hoy. Al desborde acústico de la Costanera Este se suma el de otro boliche que funciona en Bv. Gálvez y Laprida. Dicen los afectados que mientras en algunos casos el municipio es estricto para hacer cumplir las normas, en otros concede total impunidad y los funcionarios responsables de controlar, brillan por su ausencia. El argumento del reclamo es el mismo de siempre: las reglas están para ser cumplidas por todos y, en este caso en particular, la diversión de algunos y el negocio de otros, no justifica el padecimiento de muchos.
