ANOTACIONES AL MARGEN
Sugerencias mínimas para periodistas culturales
Por Estanislao Giménez Corte

1

Es fundamental leer mucho, de todo, sin prejuicios. Pero la pasión por la lectura es intransferible, nace naturalmente o no. Uno debe verse seducido por esa práctica, sin tener un deber al respecto.

2

Use manuales de periodismo (muy) esporádicamente. Son aburridos y están plagados de clasificaciones inútiles. Lea, preferentemente, literatura. Allí está todo.

3

A la inversa del credo popular, en la redacción no se aprende lo más importante (y en algunas sólo se incorporan vicios). Es exactamente al revés: uno puede desarrollarse en un diario, pero si no tiene un bagaje de conocimiento previo -o una formación paralela- su trabajo va a ser absolutamente limitado, pese a que duerma en la empresa.

4

Busque o pretenda conformar un texto que sorprenda al lector y que trascienda la mera descripción de un evento o personaje. Trabaje con elementos propios del relato literario. Piense en las "Aguafuertes" de Arlt, o en las "Inquisiciones" de Borges; o en Galeano, Paz, Gelman, Soriano.

5

Asuma como un dogma la frase del poeta y sacerdote Hugo Mugica, que sostiene que él escribe para saber; es decir, da vuelta la lógica de cierta escritura por la cual en ésta uno vuelca o plasma algo que sabe. Entienda la escritura como un descubrimiento.

6

Rechace la apreciación convencional por la cual se supone que los textos periodísticos tienen que ser `accesibles al lector promedio' (cosa que no existe). Con esa premisa, se limitan extraordinariamente las posibilidades expresivas del lenguaje.

7

Escriba con pasión, pero sin desmesura. No caiga gratuitamente en la descalificación, aunque deteste al personaje sobre el que tiene que escribir. La crítica puede ser equilibrada, sutil e incluso más efectiva de ese modo. Trabaje con rigor pero sin pedantería. La suya, por más que firme en un diario, es sólo otra opinión. Además, como decía Borges, nadie tiene la verdad o todos la tienen.

8

En un primer momento, escriba guiado por su "memoria emotiva". En una segunda instancia, incorpore lo informativo. Si se apega en demasía a sus apuntes, probablemente consiga un texto muy organizado, pero frío y poco visceral. Así, su trabajo puede terminar pareciendo una ficha, fatalmente aburrida para el lector, que describe asépticamente un evento. Luego, vaya quitando lo accesorio, cambiando de lugar lo anecdótico (o dándole preeminencia a lo anecdótico), limpiando esa primera expresión. Más tarde, deje "descansar" el texto; dedíquese a otra actividad y retómelo.

9

Trabaje bajo el influjo de aquella frase de Alfonso Reyes que decía: "Esto es lo malo de no hacer imprimir las obras: que se va la vida en rehacerlas". Lea una y otra vez su texto. Siempre encontrará aspectos a corregir: léalo en papel, en voz alta, en pantalla. Sea hipercrítico e impiadoso con su trabajo. Escuche todas las opiniones, pero relativice los elogios y deténgase en las críticas.

10

Escriba de tal modo que su texto pueda leerse en cualquier circunstancia y momento. Busque la atemporalidad; intente trascender los límites del periodismo. Sea digno del lector que se detiene en sus palabras.

11

Entienda que usted, en tanto periodista, no es una persona condenada a contar lo que otros hacen, como una suerte de espectador secundario. Comprenda que su protagonismo está puesto en su texto, y que éste implica -bien entendido- un acto creativo extraordinario.

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